Eclipse

Crítica de Claudio Lo Iacona - Todo lo ve

Más hormonas y menos sangre.

Eclipse llegó y es uno de los estrenos más esperados del año para los fervientes adolecentes seguidores de la saga Crepúsculo.

Esta, tercera entrega de la mano del director David Slade, basada en la novela homónima de Stephenie Meyer, cuenta (para los que no leyeron el libro) que Bella se encuentra nuevamente rodeada de peligros, cuando Seattle es atacada por una serie de misteriosos asesinatos. Detrás de estos, la recordada Victoria, una malvada vampira en búsqueda de venganza.

Bella, al borde de jugar a dos puntas, deberá elegir entre su amado Edward y el protector Jacob sabiendo que su decisión puede comenzar una lucha entre vampiros y hombres lobos.

Filmográficamente la cinta es correcta: la luz, los efectos especiales (bastante bien logrados en las luchas), las tomas en la montaña y las típicas transformaciones. Quizás la mejor lograda de las tres películas.

El guión (Melissa Rosenberg) es mucho más congruente que el de la antecesora, Luna Nueva, que incluso había dejado a los fanáticos y lectores no muy contentos.

El trío conformado por Kristen Stewart, Robert Pattinson y Taylor Lautner no solo expanden hormonas por toda la pantalla (en especial la dupla: Bella y Jacob, que están siempre a punto ebullición), sino que también intentan dar un poco de calor humano y algo de mejor interpretación, que ambas cosas estaban en escases.

Como todos saben los seguidores de la historia venían pidiendo más piel e incluso que en alguna de las sagas intimara la hermosa Bella con su poco gestual novio, Edward. Obviamente no se puede contar si eso ocurre o no, pero al parecer ella también estaría de acuerdo con esa idea.

Para Bella la graduación es su punto límite y se verá enfrentada a la decisión más importante de su vida. ¿Se convertirá en vampiro para permanecer eternamente con Edward o decidirá quedarse con el robusto Jacob y sus abdominales?.

La cinta, sin lugar a duda es llevadera y logra mejorar ciertos puntos flojos de las anteriores. Con el aliciente que puede ser disfrutada, incluso, sin haber visto previamente las anteriores.