Dredd

Crítica de Alexander Brielga - Cine & Medios

Dura lex sed Dredd

Más de ochocientos millones de personas viven en las ruinas del viejo mundo y en las mega estructuras del nuevo, enormes bloques de hormigón que contienen cientos de miles de personas en propiedad horizontal, con sus propios líderes criminales. Para dominar a semejante población existen los jueces como Dredd, policías, jueces y verdugos constituidos en una única persona.
Dredd es implacable, y en esta versión -que no le debe poco a "Robocop"- debe instruir a una nueva juez, una novata con pocas aptitudes pero poseedora de un extraño poder psíquico que puede ser de ayuda en algunos casos. Es durante un operativo de rutina que Dredd y su compañera son víctimas de una trampa de Ma-Ma, impiadosa y cruel líder de una pandilla de asesinos y narcotraficantes que desea dominar Mega City.
Desde el inicio, el filme no da respiro. La atmósfera es asfixiante, sórdida y como mandan los cánones del género, los conflictos se suceden para mantener la tensión y subir el ritmo hasta llegar al clímax del relato. El director Pete Travis consigue algunas secuencias memorables al representar los efectos del Slo-Mo -droga creada por Ma-Ma- con la acción más violenta. Notable es el trabajo de arte para representar la mega estructura donde transcurre la acción, y para adaptar al cine a este personaje de cómic que con menos acierto representó Sylvester Stallone hace casi veinte años.