Dos tipos peligrosos

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Shane Black dio un mal paso cuando aceptó hacerse cargo de la segunda secuela de la franquicia Iron Man. No sabemos si es por las presiones del estudio, porque trabajó dentro de una fórmula armada por otro/s, o simplemente no tuvo la mejor de las rachas; los cierto es que su segundo film como director resultó uno de los más flojos de la factoría Marvel.
Por suerte, ese manchón no terminó opacando su talento, y el que quizás sea el mejor guionista de buddy movies está de regreso con un producto que respeta mucho más su trayectoria. Dos Tipos Peligrosos es de esas películas que lo tienen todo.
Guionista de las dos primeras Arma Mortal, El Último Boy Scout, Monster Squad, El último gran Héroe, y El Largo Beso del Adiós; ideó una historia basada en plenos y fulgurosos años setenta.
Una “afamada” actriz porno, Misty Mounstains estrella su auto en el jardín de una casa de familia y muere en el acto. La noticia recorre todos los ámbitos, y en el medio, otra chica, Amelia (Margaret Qualley) desaparece, dejando todo tipo de cabos sueltos.
El matón de bajísima monta Jackson Healy (Russell Crowe) había sido contratado por Amelia para encargarse de algunos asuntos, ahora la busca. El detective privado de bajísima monta Holland March (Ryan Gosling) había sido contratado por una tía de Misty que asegura haberla visto con vida, las pistas lo llevan hasta Amelia. Ambos personajes no tardarán en unirse.
No esperen demasiada lógica o coherencia por parte del guion co-escrito con Anthony Bagarozzi, la estructura es la de una comedia completamente zafada, que elude caer en la grosería, pero penetra en una aceitada parodia en donde no todo tiene que ser lineal o verosímil. Tampoco es un spoof movie, es una comedia, que homenajea los clichés de una década, y se desarrolla en medio de un correcto clima de acción que no defrauda.
Black sabe lo que hace y no pierde de vista nunca a sus dos criaturas, por más que no siempre estén en pantalla, todo lo que sucede los circunda. Healy y March son dos seres riquísimos para la pantalla, patéticos, desvergonzados, y con un terrible mal karma; son de esas figuritas que se ganan nuestra empatía desde el segundo que aparecen en pantalla.
Los (Anti) Héroes no están solos, y se los rodeó de secundarios con mayor o menor participación pero que tendrán la oportunidad para el merecido lucimiento.
Si algo hay que destacarle al director, es la gran libertad con la que deja trabajar a sus intérpretes permitiéndoles el vuelo que necesitan los personajes delineados por su pluma, rebosantes de carisma; aún dentro de Iron Man 3, Robert Downey Jr. Pudo demostrar las facetas más carismáticas y empáticas de su Tony Stark. Lo mismo sucede aquí con los dos protagonistas.
Dos tipos peligrosos funciona a modo de camino de redención, no solo por la obviedad de sus dos personajes que van de mal en peor y carecen de cualquier moral; por su realizador que se encauza en lo que mejor sabe hacer; y por los dos intérpretes protagónicos que merecían un regreso como este.
Ryan Gosling, que viene de una serie de personajes que escondieron su gracia y encanto, vuelve a destacarse con un Holland que simplemente no sabe hacer su trabajo, es un estafador, vive porque otros le recuerdan que tiene que vivir, y no tiene la más mínima voluntad de cambiar; es el personaje mejor delineado desde los papeles.
Russell Crowe, que ya estaba siendo relegado a los roles secundarios y filmes menos importantes, se luce exquisito. Jackson le pasa por el cuerpo, lo llena de detalles, y hasta el notorio sobrepeso es un altísimo punto a favor. Será él quien gane la pulseada en cada escena, quien se lleve todas las miradas en una actuación brillante, medida e hilarante.
Hay que mencionar también una tercera pata del asunto, Angourie Rice compone a Holly, la hija de Holland, suerte de secretaria y guía, aquella que le recuerda todo y saca las papas del fuego cuando están por quemarse; una suerte de 99 del Superagente en tamaño pequeño. Holly tiene varias escenas propias, y Rice las aprovecha todas a puro ángel, su trabajo es notorio más proviniendo de una actriz de tan solo catorce años que aparenta menos.
Como un gran trío estos tres avanzan y no nos importa cómo resuelven el misterio, pero el guion no lo pierde de vista. Más allá de la burla permanente que acumula gags escena tras escena sin detenerse – y sin abrumar –, posee un sólido desarrollo en cuanto al thriller y la acción, con varias vueltas de tuercas y un ritmo propio de la década que representa.
Una lograda puesta en ambientación, magnética banda sonora, y el perfecto timing para todas las ramificaciones que lanza, hacen de Dos Tipos Peligrosos una de las mejores propuestas de la temporada en cuanto a entretenimiento, y sin lugar a dudas, una de las mejores comedias del año.
Estos seres piden continuar sus aventuras, volverse una nueva saga representativa, ojalá que así sea.