Donde habita el diablo

Crítica de Felipe Quiroga - CiNerd

CANSAFANTASMAS

Después de la saga ACTIVIDAD PARANORMAL, de EL ÚLTIMO EXORCISMO (THE LAST EXORCISM, 2010), de CON EL DIABLO ADENTRO (THE DEVIL INSIDE, 2012) y de toooodas las películas filmadas cámara en mano que vimos, no parece que quede mucho por hacer o decir con este formato de falso documental. Y DONDE HABITA EL DIABLO (EMERGO – APARTMENT 143) lo confirma. La película no es más que un rejunte de cosas ya vistas y ni siquiera los momentos de “grandes sustos” (que deben ser tres o cuatro a lo largo de los 80 minutos de duración del film) son tan terroríficos. La historia sigue a un grupo de investigadores que llegan al hogar de un hombre viudo y sus dos hijos para estudiar una serie de sucesos paranormales.
Primero, la entidad se manifiesta tímidamente, haciendo ruidos extraños, moviendo una pava de lugar (se ve que tenía ganas de tomar mate) o dando vuelta un cuadro. Después, los sucesos irán creciendo en intensidad y en violencia para llegar a cubrir todas los lugares comunes de las películas de terror: hay espectros en fotos (con el pelo largo y desarreglado, obvio), médiums, escenas de posesión (con voz grave, of cors), nenas que flotan en camisón y el resto de secuencias ya vistas hasta el hartazgo en otras producciones. Ante tanto cliché, seguramente nadie se va a dar cuenta de que yo voy a usar otro: a veces, más es menos. Y aquí metieron demasiado.
La historia va de acá para allá, sin rumbo, y no despierta ni el más mínimo interés hasta llegar a un lamentable clímax. Por otra parte, las actuaciones son mediocres, incluso la del espíritu (¿?), del que ni siquiera se preocuparon en darle un aspecto terrorífico. Sinceramente, resulta llamativo que el guionista y productor de DONDE HABITA EL DIABLO sea Rodrigo Cortés, director de la genial ENTERRADO (BURIED, 2010). Se ve que allá, bajo tierra, quedaron todas sus ideas originales.