Dolce Fine Giornata

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

Una mujer libre que está presa de su palabra

María Linde es una escritora polaca famosa considerada una celebridad en su residencia de Toscana. Hace lo que le viene en gana, tiene un amante egipcio, ningunea a su marido y es tan estrella que tiene a su hija pendiente de ella todo el tiempo. Pero un día, luego de un atentado terrorista que azotó a Roma, dice una frase terrible justo en el momento en que recibe su Premio Nobel. La película podría leerse como un coletazo de la cultura de la cancelación, pero va mucho más allá. Porque el director Jacek Borcuch evita juzgar, solo muestra cómo actúa esta escritora y cómo responde en consecuencia la gente de su entorno, que podría tomarse dentro de la máxima “pueblo chico, infierno grande”. El film invita a reflexionar sobre la delgada línea que separa lo moral y lo inmoral; y también sobre el costo de decir lo que se piensa sin reparar en los efectos secundarios. El realizador polaco plasma un relato sobre la xenofobia a través de una protagonista hija de sobrevivientes del Holocausto y elige sobre el final un guiño metafórico al encierro que atraviesa a todo ser viviente en el marco de una sociedad prejuiciosa.