Django sin cadenas

Crítica de María Gabriela Losino - Cine y más...

Y Tarantino lo hizo de nuevo. Con su particular estilo cinematográfico, el realizador de "Perros de la Calle", "Tiempos violentos", "Kill Bill Vol. 1 y 2" y "Bastardos Sin Gloria" nos fascina, una vez más, con una obra típica "tarantinezca" influenciada por el spaghetti western, género que lo ha inspirado durante su carrera como director. Pero a diferencia de aquellas obras predecesoras a las que sólo les añadía elementos característicos, la violencia y la técnica visual de Sergio Leone, aquí lo explota al 100 por ciento.

Aunque poco tiene que ver con la original, "Django sin Cadenas" es su primer película del Oeste, pero mantiene la estética creada por el italiano Sergio Corbucci, quién dirigió la "Django" de 1966 que protagonizó Franco Nero, el cual tiene una pequeña participación en este film.

La historia, cuyo telón de fondo es el tema de la esclavitud, se desarrolla en 1858, dos años antes de la Guerra Civil estadounidense y en algún lugar de Texas, donde un dentista alemán devenido en cazador de recompensas, el Dr. King Schultz (un impecable trabajo del austríaco Christoph Waltz) compra a Django (Jamie Foxx), un esclavo para que lo ayude a identificar a los hermanos Brittle con la promesa de liberarlo después de capturarlos vivos o muertos.

Pero tras lograr cazarlos, ambos siguen juntos en la tarea de capturar a los más buscados del Sur. Pero la principal razón es porque Shultz se siente responsable por el propio esclavo que liberó, por lo que le ofrece ayuda a Django cuando éste le menciona que tiene una esposa, Broomhilda (Kerry Washington), a la que tiene que encontrar y rescatar, ya que tiempo atrás fue vendida por un traficante de esclavos.

Su búsqueda los dirije a "Candyland", una plantación de algodón que pertenece a Calvin Candie (un Leonardo DiCaprio cada vez más y más consolidado como actor). Explorando los campos bajo falsas intenciones, el dúo de pistoleros levantan las sospechas de Stephen (Samuel L. Jackson), el esclavo/asistente de confianza del hogar de Candie.

La estructura de la película por supuesto que es similar a los trabajos previos de Tarantino (quien se da el gusto de ejercer como actor cerca del segmento final del film) pero a la vez se diferencia. Hay flashbacks (cuando Django se recuerda a él y a su esposa siendo sometidos por los blancos) pero no tantos. Hay humor, violencia extrema, diálogos inteligentes y filosos. Y obviamente hay sangre, mucha sangre que brota exageradamente y que es el elemento principal en todas sus películas.

En cuanto a lo estrictamente técnico, los close-up shots que abruptamente cierran el plano hacia los ojos de los personajes, están a la orden del día. Y la banda de sonido, como es habitual en los proyectos de Quentin, es otro personaje más. Las canciones originales, algunas compuestas especialmente para el film (las del argentino Luis Bacalov y del italiano Ennio Morricone nunca están ausentes), sumadas a una bonita fotografía típica de western, hacen de ésta una verdadera obra maestra.

Quien gusta de esta fórmula, va a disfrutar muchísimo de "Django sin Cadenas", excelente producción que ha sido cuestionada por el alto nivel de racismo y por la gran cantidad de menciones a la palabra "negro". A pesar de ello, se alzó con un Globo de Oro como mejor guión original y está nominada a cinco premios Oscar, incluyendo mejor película y mejor actor de reparto por la labor de Christoph Waltz, quien -recordemos- ya tiene una estatuilla en haber en el mismo rubro por su trabajo previo en "Bastardos Sin Gloria".