Detrás de las paredes

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Me quieren volver loco

Parece una película de terror, pero no lo es. ¿Qué es?

Seamos positivos: Detrás de las paredes permitió a Daniel Craig y Rachel Weisz, pareja en la ficción, convertirse en pareja en la vida real. Ellos seguramente guardarán un buen recuerdo de la película, porque los que paguen para ver este filme vendido como de horror, no tendrán la misma evocación. Algo es algo.

Seguramente La casa de los sueños (traducción literal del original) no inspira tanto miedo como Detrás de las paredes , y el afiche (dos hermanitas tomadas de la mano, vistas de espaldas, con el empapelado de la pared de fondo confundiéndose como sus vestidos) infiere un relato de terror. Veamos. Craig interpreta a un exitoso editor de libros en Nueva York que decide renunciar a su trabajo e instalarse con su mujer e hijitas en una casa alejada, para dedicarle más tiempo a su familia y al libro que escribirá. Bien pronto se enterará de que en la casita de los sueños donde viven ahora, hace cinco años la madre y sus dos hijas murieron masacradas. El padre de familia es el sospechoso, pero no fue condenado, y se lo recluyó en un psiquiátrico.

La escena en la que el personaje de Craig ve reflejadas en un espejo de la casa unas palabras que estaban escritas al revés, para el cinéfilo remiten a El resplandor y a su redrum , cuarto rojo, o asesinato, de acuerdo a cómo se lo lea en inglés. Bueno, el guionista David Loucka (por algo no escribía nada desde 2002) alude a ése y a otros relatos de terror, como Aquí vive el horror , Sexto sentido y por qué no, L a isla siniestra . Pero el (los) problema(s) no tarda(n) en aparecer.

Primero, hay cosas raras. La vecinita de enfrente (Naomi Watts) sabe más de lo que parece, y habla con Will, pero no con su esposa, que no sale más allá del porche. OK, hace frío, nieva, pero... Segundo, porque lo que pintaba como filme de horror termina siendo un thriller de lo más banal. Tercero, porque el twist o giro que cambia el género llega no tan avanzado el relato, con lo que el suspenso muere rápidamente. Y cuarto, porque no se le cree nada a nadie.

Pero lo más extraño y lo que termina llamando más la atención es que el director de esto sea Jim Sheridan, un realizador que se ha preocupado siempre por retratar personajes sensibles, muchas veces reales, en dramas más o menos profundos, como En el nombre del padre o Mi pie izquierdo . O cuál fue el atractivo que Craig, Weisz y Watts hallaron en el proyecto.

Cualquier información, por favor remitirla a la bonita casa que Craig y Weisz tienen en la vida real, porque la de los suburbios de Nueva Inglaterra... mejor dejarla como está.