Después de la lluvia

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Para el frente, Brasil

A mediados de los años 80, más precisamente 1984, Brasil recuperó un gobierno democrático tras una etapa de oscura dictadura militar que para la juventud de la época significó un verdadero obstáculo a las libertades tanto individuales como colectivas (desapariciones, presos políticos, represión) y un freno a las utopías que todo adolescente abraza con fervor, así como pretende dar los primeros pasos en la militancia de algún que otro centro estudiantil.

Como retrato generacional y drama histórico, Después de la lluvia, dirigido a cuatro manos por Claudio Marques y Marilia Hughes, logra contagiarse de la atmósfera que marcaba la transición de un régimen absolutamente autoritario a la esperanzada llegada de la democracia.

Los ejes dialécticos en los que se desarrolla esta historia tienen como trasfondo por un lado los conflictos del protagonista Caio (Pedro Maia), simpatizante de las ideas anarquistas que van precisamente en contra con los postulados del colegio religioso al que asiste, y por otro la rebeldía adolescente desde su espíritu contestatario ante lo convencional pero también confundido en relación a su entorno de pares y al momento histórico trascendente que le toca vivir junto a una madre separada que parece completamente zombie en cuanto a sentido de la realidad.

Relato de iniciación con algunos elementos de drama social incrustados, el film fluye sin sobresaltos acompañado de un elenco sólido, una prolija reconstrucción de época y algo de energía que se transmite desde la música punk segmentada hasta las intervenciones de una radio pirata, cuya funcionalidad para la película es la de insertar un narrador con un punto de vista distinto al de los hechos tal cual ocurrieron.