Desearás al hombre de tu hermana

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

Ver gente reírse en una sala por lo mala que es una película es un mal síntoma. "Desearás al hombre de tu hermana", de Diego Kaplan, lo logra, al pecar de pretenciosa, de querer seducir a la crítica con el mote de que es una película kitsch y almodovariana, cuando en realidad está mal guionada, pésimamente actuada, tiene una defectuosa ambientación de época (la historia transcurre en los 70 como si el único tip de esa década fuera la ropa colorida y el estilo hippie) y encima pretende ser erótica y lo último que despierta en el espectador es erotismo. El gancho es Pampita, que en su debut cinematográfico utiliza su nombre Carolina Ardohain, pero (mala noticia para sus fans) a la novia de Pico Mónaco y jurado de "ShowMatch" no se le ve absolutamente nada. O sea, ni sale desnuda ni se le cree una sola línea de su parlamento y mucho menos conmueve en lo expresivo. La historia, basada en el libro de Erika Halvorsen ("El hilo rojo"), plantea el enfrentamiento de dos hermanas: Ofelia (Pampita) y Lucía (Mónica Antonópulos), cuya madre (Andrea Frigerio, la única que se salva de este bodrio) es una mujer desprejuiciada. Hay un drama familiar no resuelto y el deseo de las hermanas, ya desde niñas, se asocia más a lo carnal que al amor. La competencia entre ambas explotará el día de casamiento de Lucía con Juan (Juan Sorini, protagonista de escenas insólitas), dado que Ofelia llega de Brasil con su nuevo novio Andrés (un pésimo Guilherme Winter, el de "Moisés y los diez mandamientos"). El director pretende hacer un cine kitsch y le salió una mala imitación al cine de Armando Bó. Se ven culos y miembros masculinos, chicas haciendo sexo oral y guiños naif del más burdo erotismo que no erotiza. De lo peorcito del cine argentino de los últimos años.