Depredadores

Crítica de Pablo Martinez - Qué se puede hacer...

Las berretadas del género

Caída libre, a toda velocidad. Introducción oportuna. Es Adrien Brody en la antesala a la que será una de sus peores actuaciones haciendo una versión libre -y escuálida- de Arnold Schwarzenegger, cayendo en picada, lidiando con un paracaídas, aunque con buenos efectos visuales y banda sonora como sustento, hasta llegar al clímax con el brusco descenso a una zona selvática. Da un golpe seco contra el césped, corte a negro: "Predators".

Así inicia este film de corte conservador que intenta continuar con la incesante idea de querer hacer la saga infinita de los bichos que se pueden esfumar en el aire, desaparecer, pero al volver seguir denostando ser actores de segunda disfrazados con un mal traje. El autor material de este crimen contra la paciencia es el húngaro Nimród Antal, quien a menos de un año de dirigir Armored (2009) lanza esto, que salió luego de recibir la propuesta de su buen camarada Robert Rodriguez -productor de esta obra- para dos cosas: una, tener aunque sea un mínimo papel en su esperada nueva cinta Machete, que en el protagónico cuenta con Danny Trejo (y que a su vez aquí también tiene un papel), y dos, dirigir la peli que nos incumbe en este artículo.

Predators, hablando mal y pronto, es aburrida. Los primeros diez minutos sirven como una aclimatación aceptable para lo que después debiera ser, cuando menos, una sangrienta cacería interplanetaria como tanto nos lo promete el póster. Pero no, la cosa continúa, y pasando el minuto 40 encontramos a nuestros desventurados y desorientados personajes en la misma situación en la que se encontraban al momento de "caer" a ese extraño sitio. Por cierto, todos son unos asesinos peligrosísimos que fueron llevados a un planeta que los Depredadores utilizan para divertirse cazándolos. Esta premisa nunca se explota en la hora y cuarenta de metraje tan soso y lineal.

Ni hablemos de la construcción de los personajes, súper obvia, estereotipada y burda, siendo -¡ooobviamenteee!- los dos estadounidenses los más rudos que más se la bancan al lado de los extranjeritos que se acaban de dar cuenta que fuera de su país el peligro es verdadero y la rudeza sólo se conoce habiendo, o bien sido amigo de Stallone, o haciendo estado en la Armada del Tío Sam. Si a la idea absurda del peligro amalgamado en un grupo pluriétnico en territorio "extraterrestre" le sumamos el papel de Topher Grace como el médico desarmado que viene con sorpresita, cantamos cartón lleno. Vamos gente, la peli tendrá su intento de homenaje a las viejas usanzas del cine de este género, pero todo esto ya se vio, es prescindible.

La saga de los Depredadores antes se caracterizaba por asustar un poco y entretener, mientras intentaba definirse como un proyecto que se autolimita por sus propias convenciones y está a tiro con los avances tecnológicos. No obstante, en esta ocasión más que homenaje se podría decir que Predators es un pastiche o revoltijo de ideas sacadas de otros films que más o menos conducen a esta idea. Tenemos situación geográfica a la Avatar (2009), mezclada con una pizca de la sensación de abuso generalizado o intento de terror psicológico de Saw II (2005) o Saw V (2008), más un poco de gore de mal gusto a lo Wrong Turn (cualquiera de las tres) muy propio de las preferencias del señor Rodriguez, y así podemos seguir. Ah, y por supuesto, algo de los depredadores, sino no estaríamos hablando de esta película.

Lo que sí gusta, y mucho -no como la absurda e innecesaria aparición de Laurence "Morfeo" Fishburne o la terriblemente patética escena de la lucha del samurai en el descampado- es la secuencia final, con la frase que cierra la cinta. Lo mismo que allí se expresa se aplica al estilo, a la mala costumbre que adoptaron los realizadores de esta industria que se ha vuelto el "terror". Sólo cambien la palabra "planeta" por "género tan berreta". Los que la vieron sabrán a qué me refiero, y los que no la vieron aún, sigan así que no se pierden de nada, sino al contrario, se están ahorrando una buena hora-cuarenta de vida para usar haciendo otra cosa o viendo algo mejor.