Depredadores

Crítica de Diego Lerer - Clarín

Directo a los bifes...

Acción al por mayor en esta nueva y eficiente secuela de la saga iniciada en la década del ‘80.

A 23 años de la Depredador original, protagonizada por el hoy gobernador de California Arnold Schwarzenegger y dirigida por John McTiernan (un cineasta hoy a punto de ir a la cárcel por espionaje e invasión de privacidad), esta Depredadores es la secuela más noble y genuina que ha tenido la saga desde su creación, en una lista que incluye Depredador 2 , de 1990, y dos episodios de Alien vs. Depredador , ninguno de los cuales estuvo a la altura de la original.

Pero ésta, dirigida por Nímrod Antal (un estadounidense que creció en Hungría y se hizo cineasta allí) y basada en un guión de (y producida por) Robert Rodríguez, es la que mejor recupera el espíritu de acción pura, clase B, y eficiencia en los recursos de producción de la original.

Se sabe que Rodriguez escribió este guión en 1994 y que nunca logró que lo financiaran. La productora, buscando revivir la saga, encontró aquel texto y lo convocó. Robert, con otros proyectos, cedió la dirección a Antal y lo que hay aquí es un eficiente y efectivo relato acerca de un grupo de hombres y una mujer (la brasileña Alice Braga) que, como si fueran personajes de Lost , caen literalmente del cielo en lo que parece ser una isla selvática.

Todos son hombres violentos y con pasados oscuros: mercenarios como Royce (Adrian Brody, con mucho gimnasio encima), el comando ruso Nikolai, el yakuza japonés Hanzo, el narco Cuchillo (Danny Trejo, actor fetiche de Rodriguez, con quien ya tiene un filme, Machete ) y la propia espía ¿israelí? que encarna Braga. Además, hay un condenado a muerte y un médico (Topher Grace, de That 70’s Show ).

Una vez allí descubrirán no a una sino a varias criaturas, deberán enfrentarlas, descifrar cómo vencerlas, escaparse, encontrarán un sobreviviente de otra aventura (Laurence Fishburne, bastante avejentado), deberán entender qué lugar es ése y cómo salir de ahí y, además, resolver los conflictos internos que se plantean en este grupo humano que de tierno y comprensivo tiene poco y nada.

Depredadores no vende otra cosa que lo que es: cien minutos de adrenalina bastante bien orquestada, con un guión acaso básico, pero lo suficientemente presentable para mantener el suspenso y la acción que Antal monta con precisión y sin espectacularidad. Aquí no hay grandes ni impactantes efectos especiales. El filme, de hecho, parece uno de esos programas dobles de los ‘70, los mismos que Rodriguez “parodiaba” en Planet Terror . Sin llegar a ese nivel de delirio, Depredadores es un filme de acción y violencia de la vieja escuela. Sin vueltas, sin trampas, sin pretensiones. A los bifes...