De dioses y hombres

Crítica de Alejandra Portela - Leedor.com

Gran Premio del Jurado en el último Festival de Cannes, la película francesa De Dioses y Hombres se pudo ver en Buenos Aires en la Semana de Cine Europeo en Buenos Aires que repite el próximo domingo (Ver la programación)

Candidata a los premios Oscar, y según el director del Festival de Cannes Thierry Frémaux que la presentó en esa oportunidad, éxito total en Francia con más de 3 millones de espectadores.

Xavier Beauvais, coautor tambien del guión junto a Etienne Comar, parte de una historia real, la de una congregación de monjes cistercienses de misión en Argelia en los 90´ y su convivencia con el pueblo absoluta mayoría musulmán, criado a la vera del monasterio desde los años 30.

La película está sujeta en primer lugar a la descripción de la vida cotidiana de esos monjes (el trabajo en la huerta, la atención médica a niños y mujeres del pueblo, la venta de miel en el mercado) hasta que irrumpe la amenaza terrorista en el contexto de un gobierno corrupto y el estado de zozobra con asesinatos sistemáticos. No hay demasiada atención sobre ese contexto político (ni siquiera el religioso) sí está puesta en el debate racional de si irse o quedarse, de si la misión de Dios es ésa, la muerte segura, o es otra.

Signo de la acción del colonialismo francés en Africa la presencia del monasterio en medio del paisaje argelino, es tomada en la película como un lugar de santificacion y salvación.

Los monjes aparecen en el centro de un triángulo fatal: el ejército argelino, los terroristas y el gobierno francés.

Ese debate, sin embargo, no va más alla de lo que la película dice, a través de los textos religiosos, de las sentencias teológicas, de los mismos salmos. Hay una descompensación en ese sentido entre la primer parte, menos hablada, y la última, más argumentada, ausencia de ritmo que termina de confirmar la secuencia de la "última cena" con la musica de Tchaikovsky.

Lejos de ser una joya, Des hommes e des dieux es una película que nunca llega a atravesar el estado de espiritualidad, al que apenas asoma en algunas pocas escenas. Tampoco logra hacer convivir, al menos cinematográficamente, las dos religiones involucradas, católica y musulmana, sino, antes,hay un sobrevuelo de didactismo desde lo occidental y cristiano claramente basado en el punto de vista que lo genera.