Cuestión de tiempo

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Un pequeño secreto de familia

Cuando uno lee el título "Cuestión de tiempo" y sabe que la noción de tiempo aparece como ingrediente de ciencia ficción, quizás piense que la película tendrá algo de "Volver al futuro", pero nada más erróneo. Quizás esté más cerca de "El día de la marmota", de Bill Murray por su buen humor y la sencilla historia de amor.

El asunto es así. Tim (Domhnall Gleeson), un pelirrojo medio tímido, integrante de una excéntrica y encantadora familia, cumple veintiún años y su padre lo cita para revelarle el "secreto de la familia". Como uno ya está acostumbrado a que estos secretos pasen por "ser vampiro" o tener el desgraciado deber de buscar alguna venganza en tierras extrañas, no está preparado para oír esto de que "los hijos varones de las familia pueden repetir el tiempo", o sea, si uno no está contento con lo que le pasa, vive, vuelve al pasado y cambia su actuación en él.

EXCUSA DIVERTIDA
El "pequeño secreto" actúa por algunos minutos como divertida excusa para las aventuras amorosas del bueno de Tim, pero enseguida la cosa se dispara hacia el punto central de la película: el amor y la familia.
Y eso es simplemente esta película británica, una historia sobre los sentimientos, la vida y el verdadero valor que debemos darle al tiempo.

Escrita y dirigida por el guionista de "Cuatro bodas y un funeral", en esta historia se puede encontrar de todo, momentos encantadores, buen humor, alguna que otra pavada, pero todo con estilo y buena onda. Además, tiene estupendos actores como Domhnall Gleeson (Tim), la canadiense Rachel McAdams (Mary) y Bill Nighy (Dad), que se roba todas las escenas en que participa. Un elegante diseño de producción y atractivas locaciones, son parte de esta exquisita comedia interesante de ver.