Crímenes ocultos

Crítica de Diego Batlle - La Nación

Cruza de géneros con mal resultado

Esta transposición del best seller publicado en 2008 por Tom Rob Smith es una anomalía (en más de un sentido) dentro del cine actual. En principio, porque cada vez se filman menos épicas históricas de estas dimensiones, sobre todo si, como en este caso, están ambientadas durante el estalinismo soviético. Y, también, porque a pesar de los talentosos artistas contratados (Daniel Espinosa, que venía de dirigir el exitoso thriller Protegiendo al enemigo; Ridley Scott en la producción; el cotizado escritor Richard Price como guionista, y un elenco multinacional pletórico de figuras) todo lo que podía salir mal? resultó peor.

La cosa ya arranca de manera preocupante cuando escuchamos que el film está hablado en inglés, pero con un ridículo acento ruso (los actores son obligados a pronunciar mal las erres y las eses). Sin embargo, esa absurda decisión artística será el menor de los problemas que este film solemne, obvio y torpe acumulará durante sus extenuantes 137 minutos.

Tras un par de prólogos (la hambruna de 1933 que mató a unas 25.000 personas por día y la toma de Berlín en 1945), la acción se sitúa en la Moscú de 1953, pleno imperio del terror de Stalin. El protagonista es Leo Demidov (una esforzada actuación de Tom Hardy, lo mejor del film), un ex héroe del Ejército Rojo devenido jerarca de la policía secreta, precursora de la KGB. Sin embargo, cuando todo parecía esplendoroso para Leo, una de las tantas investigaciones internas (estamos en el imperio de la delación, la tortura y la purga) termina con él y su esposa, Raisa (Noomi Rapace), desacreditados y desterrados en la aislada y sórdida zona de Volsk, donde con la ayuda de un general (Gary Oldman) empezarán a seguir la pista de un asesino serial de niños.

Thriller psicológico, drama romántico, épica histórica, film de espías, película de propaganda, Crímenes ocultos intenta abarcar todo eso (y más) con resultados entre desconcertantes y fallidos. Se agradecen los esfuerzos de semejante epopeya cinematográfica, pero el balance final es muy poco estimulante.