Corazón borrado

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Jared Eamons (Lucas Hedges), el hijo de un predicador bautista es obligado a participar en un programa para “curar” su homosexualidad cuando sus padres, Nancy (Nicole Kidman) y Marshall (Russell Crowe), ven que su hijo está a punto de asumirse gay. La película comienza con ese conflicto y el posterior envío de Jared a una institución – Amor en acción– dedicada a la conversión de gays. Se trata de dos situaciones diferentes que conviven en la película. Ambas parten de lo mismo, y el que permanezcan unidas o no es el gran interrogante de la historia.

Los padres y el hijo tienen sus argumentos, sus puntos de vista, cada uno camino y un aprendizaje, pero la institución al que Jared ingresa es inequívocamente monstruosa sin vueltas. No hay nada, nada de nada, que se puede argumentar para justificar ni siquiera por un instante, la existencia y las conductas de dicha institución. Mientras que todo lo relacionado con ese lugar es claramente una denuncia, el ámbito familiar está lleno de matices y posee una mirada comprensiva acerca de cómo las personas pueden ver el mundo en base a su educación y su experiencia de vida.

El director, guionista y actor Joe Edgerton (aquí interpreta a Victor Sykes, el director de la institución a la que envían a Jared) no abusa nunca de los recursos dramáticos, ni carga las tintas, pero tampoco es ambiguo a la hora de separar la locura de Amor en acción de los prejuicios y limitaciones del ámbito familiar. Los actores de la película están absolutamente brillantes, sin exageraciones ni sobreactuaciones, lo que ayuda mucho a que funcione la película. No es raro que en películas así cada uno quiera su momento premiable, por suerte todos juegan para el resultado total y no el individual.

Corazón borrado (Boy Erased) cierra con carteles y fotos, confirmando su espíritu de denuncia. Pero sin embargo no pierde ni por un momento las relaciones de afecto entre un hijo y sus padres, ni permite que la bajada de línea les pase por encima. Sobria y emotiva, la película conmueve sin condenar a sus personajes principales, sino todo lo contrario, los comprende completamente.