Copia certificada

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Una y todas las historias de amor

En la primera película de Abbas Kiarostami en Europa, el cineasta narra el encuentro de un escritor y una galerista que emprenderán un paseo por la ciudad y debatirán acerca de la vida, el arte, el matrimonio, la felicidad y la ruptura.Existen varias razones para ver Copia certificada de Abbas Kiarostami, una obra maestra y el mejor título estrenado hasta ahora.Se trata de la primera incursión del cineasta iraní en Europa, filmada en Italia (al sur de Toscana) con una intérprete reconocida (Binoche) y un debutante (Shimell, voz de la ópera). La historia es simple pero la narración es compleja, y permite un montón de interpretaciones que no resultan suficientes en una primera visión. Al principio se cuenta el encuentro de un escritor inglés con una galerista nacida en Francia; él presenta su último libro y ella, con la compañía inquieta de su hijo adolescente, concurre a la conferencia de prensa. De allí en más se producirá un paseo de ambos por la ciudad, donde estos dos personajes que no se conocían adquirirán los roles de esposos en conflicto de pareja, disertando sobre la vida, el arte, el matrimonio, la felicidad, la ruptura, la profesión, el futuro.Kiarostami tomó como eje a otro gran film como Viaggio per Italia (Te querré siempre, 1953) de Roberto Rossellini, con Ingrid Bergman y George Sanders encarnando a un matrimonio en crisis durante su travesía por las calles y las ruinas de Pompeya. Pero no se queda en el homenaje y la cita respetuosa, sino que da varias vueltas de tuerca (como el auto que pasea a la pareja), construyendo una historia donde la ficción se mezcla con la realidad y el cine triunfa como el arte de la representación.Sólo un hombre, una mujer y ocasionalmente un auto serán los protagonistas de Copia certificada. Pero habrá personajes satelitales o periféricos que harán reflexionar a la pareja central sobre su futuro (en este punto, la conversación que Binoche tiene con la dueña de un café, hablando en italiano, constituye un momento sublime del film).El paisaje toscano no está reflejado de manera turística sino que funciona como espejo dramático dentro de la historia y hasta en varias ocasiones permanece en off, articulado desde los rostros de los protagonistas. Kiarostami recurre al fuera de campo para no caer en un cine turístico y de postal.Las idas y vueltas de “ella” y “él” manifiestan todos los estadios sentimentales que constituyen a una pareja: pelea, reconciliación, rechazo, admiración, ajuste de cuentas. Y Kiarostami cuenta todo esto con una sutil sabiduría narrativa que se fusiona a la emoción que transmite la historia. En efecto, es una historia de amor que reúne a todas las historias de amor y a los momentos que vive cualquier pareja.Copia, falsificación, remedo. Kiarostami habla de su propio cine (El sabor de la cereza; Detrás de los olivos; Close Up) y coquetea con la propia falsificación de su obra. Del riesgo europeo y del poder económico francés salió más que victorioso.Binoche y Shimell conforman una pareja con muchas preguntas y no podría imaginarse a Copia certificada sin ellos, sin sus rostros, sin su andar vacilante, sin sus figuras recortadas en un paisaje.“Ella” derrama un par de lágrimas y la pantalla se derrite de placer. “Ella” es Juliette Binoche y vale preguntarse si el cine de los últimos 20 años ofreció un rostro tan luminoso como el de esta extraordinaria actriz de 47 años.