Contrarreloj

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Con los minutos contados

La carrera de Nicholas Cage viene en caída libre, a tono con la cantidad de su pelo que no puede disimular ni un milagroso aplique capilar. Se viene a pique como representante de un cine de acción clase B donde el verosímil que ya no pueden remplazar docenas de explosiones, choques de autos y carreras veloces en tiempos limitados.

Hace más de dos décadas, el inquieto Cage –con su habitual cara de bagre que necesita un psicofármaco urgente–, se convirtió en un héroe de acción con La roca y Con Air, entre otras cintas de musculosa y testosterona, en tanto se exigía un poco más con películas que hasta le harían ganar un Oscar. Adiós a Las Vegas con su sobreactuado borrachín, el detective exaltado de Ojos de serpiente y el desquiciado drogón de Un maldito policía en Nueva Orléans, ofrecieron algunas variables a sus rutinarias labores como héroe explosivo. Justamente por Nueva Orléans anda el ladrón de bancos Will Montgomery (Cage, un tanto más calmo) y su experimentada banda. Algo sale mal, él va preso, la plata no está y los ocho años en cana pasan en una elipsis. Pero un colega y amigo del grupo (Josh Lucas, sin psicofármaco de por medio) quiere la plata porque está hecho un lumpen y anda con una pierna menos. Will tiene una hija que no le da bola, la cana lo persigue porque quiere el dinero y, en relación al compañero cojo, imagínese cómo y de qué manera hará brotar de bronca al arrepentido y experto atracador bancario. Habrá otro robo para conseguir plata (ahora en oro) y redenciones y salvaciones varias cerca del final. En el medio, todo a pura acción, cero verosímil, efecto a puro montaje y miles de dólares invertidos en un par de tomas, personajes expresados en tres trazos como máximo y la triste conclusión de que Contrareloj se parece a otras películas con Nicholas Cage o las descartables de los ochenta con Stallone, Schwarzenegger o Chuck Norris en Vietnam. Eso sí, con más dinero y menos ideas que cualquiera de las cinco Duro de matar con su veterano héroe de camiseta.