Contrarreloj

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Un entretenimiento sólido y vertiginoso

Nueva Orleans. Martes de Mardi Grass. Están Todos locos. Uno de los personajes define así la situación general de esta película y, a decir verdad, está bastante acertado.

Nicolas Cage tiene una debilidad con Nueva Orleans desde su gran trabajo en la secuela de "Bad Lieutenant" que dirigió Werner Herzog, y es verdad que esa locura ayuda y va en sincro con sus personajes pasados de rosca, que en otro contexto, quedarían demasiado en evidencia.

Pero la película no comienza ese martes de carnaval, sino ocho años atrás, cuando el protagonista está preparando el que debería ser su último gran golpe, mientras es vigilado de cerca por un policía que está harto de que roben todos los bancos de la ciudad en sus narices. Lamentablemente la codicia excesiva de uno de sus secuaces complica las cosas y el ladrón es atrapado, debiendo pasar los siguientes ocho años totalmente ajeno a la vida de su hija que, para cuando él sale, ya es toda una adolescente especialmente resentida por el abandono de su padre. El asunto es que recién salido de la cárcel, el ladrón dispuesto a rehabilitarse para la sociedad se encuentra con su hija raptada por su ex cómplice ahora convertido en un freak: entre otras cosas, una bala de aquel golpe fallido lo dejó malherido y ahora está empecinado en cobrar el botín de aquel viejo robo, sin saber que el protagonista jamás lo tuvo.

El personaje de Nicolas Cage tiene sólo 12 horas para producir 10 millones de dólares si no quiere que su hija sea asesinada. Para colmo, lo marca de cerca el mismo policía que lo detuvo (gran trabajo de Danny Huston) que obviamente no puede creerle nada de esta disparatada historia que, sin embargo, da lugar a un sólido y vertiginoso entretenimiento, con persecuciones alucinantes y el delirante fondo del Mardi Grass, mejor capturado que en otras películas más serias.

Dividida en tres partes, "Contrarreloj" no para nunca y se las arregla para volver potable un asunto sin pies ni cabeza. En este sentido hay que apreciar el excelente trabajo de SImon West, un director que ya sabe cómo hacer estas cosas desde su opera prima - ambién con Nicolas Cage-, la formidable "Con Air".