Colossal

Crítica de Alejandro Franco - Arlequin

Hay varias maneras de describir a Colosal pero, quizás la mejor, sea la que un crítico de RottenTomatoes escribió y que la define como un kaiju eiga escrito por Charlie Kauffman. Los personajes resuelven sus trágicas vidas en un entorno fantástico - si antes eran individuos viajando por un pasadizo hasta el interior de la mente de John Malkovich, o utilizando complejos aparatos (escasamente probados) para borrar los amargos recuerdos de un romance roto, acá es un par de amigos de la infancia, borrachos por naturaleza, que tienen como avatares a dos gigantescos monstruos que arrasan la ciudad de Seúl al otro lado del mundo, y que los utilizan para sacarse a trompadas el odio mutuo y las penas atrasadas -. Es una premisa bien rara y hasta estúpida, e incluso el trailer lo pinta como comedia pero Colosal es un filme que desafía definiciones rápidas o concisas. En todo caso es un drama condimentado con elementos fantásticos, los cuales funcionan como una versión alegórica de la vida de la protagonista.
Anne Hathaway es un tren descarrilado. Está desempleada, vive con su pomposo novio inglés (Dan Stevens), se emborracha todas las noches y vive de fiesta en fiesta. Cuando le pegan un voleo en el traste, la Hathaway decide regresar a su pueblo natal, en donde se cruza con un amigo de la infancia (Jason Sudeikis). La cosa pinta de redescubrimiento, regreso a las raices y romance pueblerino ya que Sudeikis le da trabajo en su bar, le acerca su barra de amigos y comienzan a enmendar cosas de su propio pasado. Y mientras la primera media hora es espantosamente anodina - lleno de diálogos intrascendentes y filosofía barata -, el filme pega un gran repingo cuando las cosas dan un giro bizarro. Ha aparecido un monstruo gigante que está arrasando con todo la ciudad de Seúl en Corea del Sur; cosa curiosa, hace la mismas cosas que la Hathaway cuando está de visita en la plaza de su barrio. Al principio le parece extraño que el monstruo tenga su tic de rascarse la cabeza pero, cuando descubre accidentalmente que la plaza actúa como una especie de portal dimensional - y ella controla el monstruo mientras pasea por el arenero -, la trama se dispara de un modo lisérgico. No sólo la alcohólica Hathaway se siente responsable por las vidas que ha asesinado accidentalmente al caminar por el parque, sino que semejante descubrimiento ha cambiado la relación con su compañero de copas Sudeikis. Ha dejado de ser el tipo amable que aparentaba; ahora es un individuo oscuro y manipulador, celoso - quizás - del extraño poder que posee Hathaway. Pero cuando él entra en el arenero, otra criatura gigante aparece en Seul: un robot enorme que parece antagonizar con la criatura original. ¿Cómo es que ambos tienen este poder?. Y de ser así, ¿qué significa todo esto?.

En sí, Colosal es un alegoría sobre adicciones y bullying - y cómo el primero es consecuencia de lo último -. Es formidable como el filme da vuelta las bazas y, lo que era una película blanda con una premisa estúpida se vuelve un drama potente bañado de todo tipo de significados. La respuesta está en el pasado, claro está, mostrando que las apariencias engañan. Mister Nice Guy resulta ser un manipulador prepotente y violento, y ese odio lo ha sumido en el alcoholismo a él y a su víctima. Pero ahora este bizarro descubrimiento quizás sirva para dar vuelta las cosas. Porque las exigencias de Sudeikis son tales que, si la Hathaway lo abandona, el irá a destrozar el parque todas las mañanas, con lo cual su monstruoso avatar estará asesinando a cientos de vidas al otro lado del mundo - hasta ese punto llega su necesidad de control absoluto sobre la vida de la chica -. Y ella está sola ya que todos sus conocidos y/o amoríos solo están a la hora del sexo y no de pelear por ella para defenderla. Oh, sí, la premisa bizarra se vuelve tremendamente real, importante e impactante, gracias a la excepcional dirección de Nacho Vigalondo. No solo da vuelta las expectativas sino que se despacha con un climax notable que a mas de uno lo dejará con una sonrisa en el rostro. Un gran logro para una película que parece basada en un chiste.

Colosal es un filme altamente recomendable. La primera media hora es un aperitivo inocuo pero, cuando la historia se despereza y despierta, funciona en gran forma. La Hathaway se luce como siempre, pero la gran perfomance le corresponde a Jason Sudeikis. Hace rato que el cómico coquetea con roles serios y termina dando la nota. Su transformación de buen tipo en abusador es formidable, y pronto nos damos cuenta que toda su generosidad no era mas que una encubierta invasión de la privacidad. Con una idea original, una ejecución notable y grandes perfomances, Colosal termina siendo una sorpresa, una pelicula que nadie vio venir y que construye algo totalmente inusual a partir de una idea y un grupo de clisés del kaiju eiga.