Cirque du Soleil: Mundos lejanos

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Gira mágica y misteriosa

Pocos privilegiados en el mundo tienen la posibilidad de asistir cada vez que se anuncia en algún rincón del planeta a un espectáculo en vivo de esta compañía que sigue deslumbrando a los espectadores con su inagotable fuente de creatividad, que fusiona los códigos del circo viejo con el moderno, en un estilo que espectáculo a espectáculo se consolida como único e inimitable.

Hoy por hoy Cirque du Soleil representa en lo que hace a performances de destreza física, elasticidad corporal y puesta en escena fastuosa lo mejor en plaza artística del mundo no sólo por el nivel de excelencia de sus integrantes pertenecientes a distintas latitudes sino por su propuesta integral y artística que se vale de un trabajo arduo en el perfeccionamiento de coreografías, cuadros o actos, donde el uso sinérgico de lo corporal junto a la tecnología y a la imaginación conforman un concepto muy cercano a la perfección.

Ahora bien, qué podía surgir de la unión de este colectivo artístico con la cabeza de James Cameron para aportar la experiencia inmersiva del 3D y no perder detalle en el despliegue visual de este espectáculo único llamado Mundos lejanos sino la garantía de calidad que solamente puede apreciarse en cine.

No alcanzan adjetivos calificativos para describir cada uno de los segmentos que se entrelazan en esta aventura para los sentidos. El pretexto es una mínima historia de amor protagonizada por Mia en busca del volatinero, trapecista de un circo tradicional que cae en su presentación y se sumerge arenas adentro en diferentes mundos a los que la heroína visitará y descubrirá junto a nosotros con la misma mirada de asombro y la inocencia de quien se deja hipnotizar por el fluir de un espectáculo donde están presentes los cuatro elementos pero con predominio de lo acuático tal vez porque el cuerpo humano se compone de un 70% de agua.

Es el cuerpo y su constante capacidad de transmutación en algo etéreo e ingrávido aquello que prevalece entre contorsionistas, trapecistas y bailarines, quienes acompañan el hilo conductor de este viaje onírico, cinematográfico gracias al director Andrew Adamson (Narnia) delante de la cámara y a Cameron detrás como artífice y voz creadora que pone al servicio del show la profundidad del 3d y el uso de la cámara lenta para apreciar con detalle el movimiento de los cuerpos tanto en el aire como en el agua.

La banda sonora incidental se acomoda y acopla perfectamente con los climas del show pero merece un párrafo especial el homenaje a The Beatles, con melodías antológicas y reconocibles por cualquiera que alguna vez haya escuchado al menos Lucy in the sky with diamonds, aunque también Elvis Presley dice presente en el convite musical.

Algo de Alicia en el país de las maravillas; otro poco del Mago de oz; una pizca de Lili (1953) y los guiños pueden encontrarse a montones forman parte de este universo mágico y misterioso llamado Mundos lejanos, que ahora gracias al cine 3D puede descubrirse y por casi 90 minutos viajar con la imaginación a un acontecimiento audiovisual sin precedentes.