Cine, Dioses y Billetes

Crítica de Miguel Frías - Clarín

Elegía por una pasión perdida

Documental sobre la desaparición de los cines de barrio.

El documental Cine, dioses y billetes, sobre la desaparición de casi 2000 salas de barrio a partir de mediados de los '70, funciona como una gran elegía, con módicas dosis de ilusión: que por iniciativa de vecinos o del Estado, no del mercado, se reabran algunos cines. El tono general del filme de Lucas Brunetto, que rescata un cálido mundo extinguido, es nostálgico, con la esperable influencia de Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore. Los protagonistas son hombres mayores -proyectoristas, acomodadores- que formaron parte de aquel paraíso familiar perdido.

Hay que aclarar que Brunetto pone el énfasis no sólo en las transformaciones obvias en el modo de exhibir, ver y sobre todo vivir el cine, sino en otros aspectos sociológicos. En su película recorre las historias de salas de Avellaneda, Wilde, Sarandí y otras localidades del primer cordón de la zona sur del Gran Buenos Aires. Su intención es demostrar que los cines de esa zona, alguna vez industrial y próspera, tuvieron su apogeo antes del golpe militar y la instauración de políticas neoliberales. Hoy sorprende, y mucho, ver salas para 1.500 espectadores repletas.

Los contrastes entre la pasión del ayer, con su función social, y la frialdad de los complejos multipantallas del hoy, con su interés comercial, sobrevuelan los testimonios de los proyectoristas, pero a la vez trazan una continuidad: muchos de ellos siguen trabajando en cines de shopping.

Con imágenes de las reconversiones de los cines y un final con cámara subjetiva que conmueve, Brunetto evita el exceso de cabezas parlantes y mueve a sus entrevistados por sitios que oscilan entre la antigua felicidad y la resignado presente. Una película sencilla, bella y emotiva, como aquellas tardes en continuado.