Casi un gigolo

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Casi un Gigoló tiene un “gancho” enorme en su afiche, en su tráiler, y en toda su promoción; la posibilidad de ver a Woody Allen en una comedia que pareciera ser del estilo de las de su buena época.
Ojo, no estamos frente a un film de neoyorquino, simplemente actúa en él, bajo las órdenes de otro que hace el camino inverso, John Turturro, más reconocido como actor (pese a ser este su sexta incursión en la dirección). En realidad, este último es el verdadero protagonista.
Inmediatamente las expectativas son otras, así como sucedió hace algo más de un año con Clint Eastwood y Trouble with the curve, la curiosidad será ver a Woody en un film ajeno y que sí, lejanamente intenta imitar el estilo al que ya ni el propio Allen recurre muy seguido.
Turturro y Allen interpretan a Fioravante y Murray, dos amigos, entrados en edad, judío por supuesto, que están pasando, ambos, por momentos financieros complicados. En una de esas escenas que solo ocurren en los films de Woody, Murray le propone a Fiovarante hacer algo de dinero rápido ¿cómo? Prostituyéndose; claro que como prostituto de lujo, o algo así.
Sucede que Fioravante siempre supo “entender” bien al sexo opuesto, tratarlas como se debe, y la oportunidad se ve clara, Murray será su representante.
Lo que sigue no escapa, ni intenta escapar de lo esperable de un argumento de este tipo, Fioravante se relacionará con distintas mujeres, cada una con una tribulación diferente, irá descubriendo que el asunto no es tan simple como pensaba; y además, claro, son judíos. En este último punto es donde Murray/Allen juega su rol más importante, ya que “la comunidad” no verá con buenos ojos la labor de estos señores; y el actor tendrá la oportunidad para disparar esos diálogos y esas situaciones que solo él puede hacer.
Entre las mujeres contamos a Vanesa Paridis, Sofía Vergara y Sharon Stone como las más importantes; y si bien están ajustadas en su rol, no cumplen una función más allá de ser las mujeres en un film de mirada masculina.
Turturrro, se aleja completamente de su recordado debut con Mac y sus hermanos; aquí el plan es una comedia liviana, sin muchas pretensiones, y con cierto aire añejo.
Se destacan soberbio uso de la fotografía urbana y buenos toques de música en medio de chispeantes interpretaciones que es en donde en verdad el film se juega el todo por el todo.
Turturro y Allen tienen carisma y buena química de amistad; y eso solo hace que el asunto salga a flote contra todo.
Casi un Gigoló es una comedia menor, de pocas aspiraciones, y clima agradable, el espectador no va a encontrar la pólvora, pero quizás sí, un recuerdo (en otra escala) de un tiempo cinematográfico que probablemente no vuelva.