Cars 2

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Con un pie en el acelerador

Rayo y Mate vuelven con más ritmo, comedia y aventuras.

Es, a todas luces, la película animada en 3D mejor realizada y más brillante a la fecha -se sabe que los prodigios cinematográficos en la materia hacen que lo que hoy parezca insuperable, dentro de un par de años pase por obra de un principiante-. Eso, en cuanto a cómo se ve , a su diseño de producción, a los escenarios que sirven de fondo, sea en Italia o en Londres, además de que el agua, ese elemento que tantas veces denota en la animación artificiosidad, esta vez parezca tan real como la del Mediterráneo.

Y los ojos, ese otro componente difícil de lograr creíble, esta vez zafan, ya que no hay personajes humanos. Todos, en Cars 2 , son autos. O barcos. O aviones. Con ojos y boca.

Y con corazón.

De Toy Story a esta parte -lleguen temprano al cine, que el corto que precede a la película es Vacaciones en Hawai , con Woody, Buzz y compañía, ya sin Andy...- Pixar ha hecho de la amistad el núcleo central de sus historias. Aquí, Rayo McQueen sigue compitiendo -desde 2006 ha ganado varias Copas Pistón- y su equipo es el mismo que lo acompañaba en “Radiador Springs”, con Tom Mate como su amigo fiel... y corazón de la nueva historia.

Es que en el periplo que Rayo debe hacer por el mundo a través de la triple competencia -en Tokio, en una ciudad costera italiana y en Londres-, los amigos se cruzarán con espías, y el remolque en particular se verá en medio de una trama que tiene a agentes británicos (como los buenos) y un grupo de autos como caídos en desgracia, que están comandados por otro enigmático auto, que nadie sabe quién es, pero que está boicoteando un nuevo combustible más puro, que es el que utiliza Rayo...

Mate cree que Holly Shiftwell, una belleza de auto, está en verdad enamorada de él, pero es una espía británica, lo mismo que Finn McMissile, quien es el james Bond de la historia. Claro: los gadgets de los autos del 007 se justifican aquí porque el protagonista es un auto sofisticado en sí mismo.

Pero al costado de intriga -y conveniente humor- se le agrega el de la competencia internacional propiamente dicha, donde Rayo pelea, bujía a bujía, con el as del volante italiano Francesco Bernoulli, que no es de jugar limpio. ¿Tendrá que ver Francesco con el complot contra el nuevo combustible? Con un pie en el acelarador, John Lasseter marca diferencias que los fans de la primera película sabrán notar. Por un lado, el ritmo, más frenético. Por otro, se extraña la mirada nostálgica, esas sutilezas que campeaban por Springs. Ahora todo es más el aquí ahora, no hay un pueblito por recuperar, ni la ruta 66 es un eje del relato.

Cars 2 está mucho más volcada -sin nunca llegar a volcar- hacia la aventura y la comedia. Las secuencias de persecución en las pistas son realmente asombrosas, y el 3D está más que bien aprovechado.

La película tiene muchas copias subtituladas, con lo que los mayorcitos pueden oír a Owen Wilson, John Turturro y más estrellas. Los chicos (y las chicas) pueden disfrutar igual sin tener que leer, para así dedicar sus ojitos a estos reyes de la pista, que abren camino a más y más aventuras y humoradas por venir.