Carlos

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Interesante mirada a un ser contradictorio, bien narrada y con brillante protagonismo

Las diversas circunstancias que rodean el estreno de esta producción en la Argentina dificultan bastante su análisis, o al menos lo condiciona un poco.

Imagínese. Esta es una miniserie de TV de 6 horas y media de duración. Se pasó a 35mm y se exhibió en distintas partes del mundo con cortes muy antojadizos. En Francia se vio una versión completa con 330 minutos, en Alemania una de 185. En el festival de Hong Kong se exhibió con 334 minutos y en Argentina tenemos la versión de 165. A esto sumemos un hecho insoslayable: “Carlos” es una obra pensada para otro formato, y aunque se haya pasado a fílmico tiene un reconocible ritmo televisivo en la edición. Pavada de tarea tuvieron los compaginadores para extraer metraje y la verdad es que hicieron un buen trabajo.

Bien, vayamos a la obra en sí. En 1973 Illich Ramirez Sanchez (Edgar Ramírez) es un joven idealista que cita al “Che” Guevara y habla de política internacional en reuniones muy álgidas, con una vehemencia que denota su pasión por traspasar límites. Illich encuentra en la lucha armada por la causa Palestina el ámbito ideal para desarrollar sus fantasías y alimentar su ego. Para ello logra contactarse con Wadie Haddad (Ahmad Kaabour) el jefe del movimiento en Medio Oriente. Bajo su tutela Illich (autonombrado “Carlos”) se instalará en Francia esperando órdenes para su primera misión, la cual dará el puntapié inicial a la carrera de uno de los terroristas internacionales más peligrosos de la historia.

El realizador Olivier Assayas recorre poco más de 20 años en la historia de éste hombre hasta que es traicionado, capturado y deportado a Francia en 1994. La preparación del guión insumió muchísimas horas de investigación y rescate de imágenes de archivo, las cuales son inteligentemente insertadas para darle más realismo a la recreación de época. Es interesante la visión propuesta por Assayas. Por un lado, hay un recorrido por la coyuntura política internacional de los ’70 y ’80, con especial atención en la guerra fría. Por el otro, muestra la transformación que Carlos va viviendo a medida que pasan los años, bifurcando el enfoque del personaje en dos características de su personalidad: Idealismo y egocentrismo. Carlos dice tener ideales; pero transa su libertad por plata. Se define como soldado, no cómo mártir. Este tipo de particularidades lo van convirtiendo en el guerrero lógico de su propia causa. Eso sí, su relación con las mujeres y las armas van por el mismo camino. Carlos siente un fetiche sexual tanto por pistolas como por mujeres que sepan manejarlas.

La interpretación de Edgar Ramírez es brillante, no sólo por su trabajo con el físico; sino también por el manejo notable de cuatro idiomas con una fluidez asombrosa. El resto del reparto lo secunda muy bien, en especial Alexander Scheer y Nora von Waldstätten, quienes interpretan a su compinche y esposa respectivamente.

Sin ver el resto del material es bastante relativo lo que se puede decir. Las dos horas 45 minutos, duración en su estreno en la Argentina, son entretenidas y están bien llevadas, pero las consecuencias del recorte de minutos dejan cabos sueltos o personajes sin resolución como el de Angie (Christoph Bach), su primer aliado incondicional. Se nota que falta información y esto no es un tema menor en un guión que se centra en los cambios físicos y de cosmovisión que tiene el personaje principal. El corte más abrupto se queda con 11 años de historia de Carlos, entre 1978 y 1989, lo cual deriva en un final repentino y apurado en contraste con las dos primeras horas.”Carlos” vale la pena para poder ver un trabajo minucioso de investigación y realización y una excelente dirección de actores. Se percibe una obra valiosa cuya versión para cine invita a querer verla completa.