Carlos

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

El director francés Olivier Assayas ( Irma Vep, Clean, Boarding Gate) vuelve a los cines locales con uno de los trabajos más apasionantes y ambiciosos de su carrera.
Carlos es una historia épica que gira en torno a la vida de uno de los más peligrosos terroristas y criminales del siglo 20 como fue el venezolano Ilich Ramírez Sánchez, más conocido como Carlos, el Chacal.
Un delincuente que durante décadas fue buscado por la policía internacional y cobró notoriedad en los años ´70 por la atención que generó entre las organizaciones fundamentalistas de extrema izquierda.
Este interesante trabajo de Assayas es una larga historia de cinco horas y media que en Francia se exhibió en la televisión a modo de miniserie.
En resto del mundo se hicieron varios cortes para cines con distintas duraciones (ver Dato Loco) y la versión que llega a Argentina dura dos horas y 45 minutos, que es la versión que se estrenó en la mayoría de los países.
La visión de Assayas sobre Carlos poco tiene que ver con el enfoque romántico e idealista que presentó Steven Soderbergh sobre el Che Guevara, especialmente en la primera entrega titulada El Argentino.
En Carlos, desde las primeras escenas al espectador le queda claro que el Chacal es un psicópata ultra violento cuyas ideas políticas están totalmente regidas por el odio y la violencia.
Me pareció genial que la película dejara en claro esto de entrada. Especialmente en estos tiempos donde trasnochados como el presidente de Venezuela, Hugo Chavez y organizaciones árabes, integradas por psicópatas fundamentalistas, que distorsionan el Corán y expresan sus ideas políticas a través de la violencia y la muerte, abogan por la libertad de este asesino al que reivindican como “un verdadero revolucionario”.
Carlos no era un revolucionario, sino un criminal mercenario y ególatra que se movía por el dinero.
La única causa a la que siempre sirvió el Chacal fue a la de su propio bolsillo, motivo por el cual se desvincularon de él, muchos grupos terroristas de los años ´70, ya que ni siquiera ellos le tenían confianza. Lo utilizaban como un títere cuando lo necesitaban y después lo descartaban cuando era necesario.
Este tema está muy bien trabajado y la película más allá de esta historia en particular sobresale por el excelente retrato que hace el director de la sangrienta década del ´70. En ese sentido es una obra que está a la par de Munich, de Steven Spielberg.
Creo que ambos filmes son una excelente herramienta para entender el origen del terrorismo moderno.
Assayas describe con mucho detalle cómo operaban y pensaban los grupos terroristas de ese momento y acompaña su narración con material de archivo que insertó muy bien en el film.
Desde lo cinematográfico lo mejor de Carlos es que la trama se cuenta desde el género del thriller. Aunque ya conozcas la historia el film te mantiene hipnotizado en la pantalla, especialmente por la soberbia actuación de Édgard Rámirez (El ultimátum Bourne), quien se roba cada escena en la que aparece.
Me parece que Carlos va a repercutir en la carrera de este actor de la misma manera que Chopper lo hizo con Eric Bana en su momento. Hay un antes y un después en su filmografía a partir de este film y no va a ser raro verlo más seguido en roles protagónicos dentro de producciones importantes.
El único inconveniente que tiene esta versión para cines que se estrena en Argentina es que cuando la trama llega a 1979 se produce un corte abrupto y la historia sigue directamente en la década del ´90. En este caso quedaron a fuera todos los hechos relacionados con los años ´80 donde el Chacal tuvo una hija y organizó varios atentados.
Es como que la trama se aceleró para concentrarse en el último acto que tiene que ver con la caída del criminal. De todas maneras es muy importante destacar que el film no pierde coherencia en su narración y los hechos más importantes están en la historia.
La verdad que por como está realizada esta película no hubiera tenido problemas en ver la versión completa, ya que la historia es apasionante.
Para quienes les interesan estos temas es una gran recomendación. Carlos es uno de los estrenos más importantes de este 2011.

EL DATO LOCO:
-La versión original de cinco horas y media se exhibió en el Festival de Cannes el año pasado. La versión para cines de 165 minutos es la que llegó a la mayoría de los países, pero también hubo otras variaciones. Por ejemplo, en Alemania el corte para cines es de 185 minutos y en Estados Unidos decidieron dividirla en dos películas de 140 minutos, aunque en algunas ciudades como Chicago también exhibieron la versión completa de 330 minutos.

-El apodo de “Chacal” se lo puso a Carlos la prensa inglesa y luego se hizo popular en el resto del mundo. Lo llamaron de esa manera en los diarios ya que cuando cayó el terrorista entre sus pertenencias tenía la novela de Frederick Forsyth, “El día del Chacal”.
En la película de Olivier Assayas nadie llama de esa manera al protagonista.
-En las novelas originales del espía Jason Bourne, de Robert Ludlum, Carlos formó parte de la trama, aunque en las películas con Matt Damon no lo incluyeron. Tom Clancy también lo utilizó en “Operación Raimbow” donde el venezolano producía un atentado en España.
-El cine lo tuvo como referencia en Mentiras verdaderas, de James Cameron, donde Bill Paxton era un criminal acusado de ser Ramírez.
En El día del Chacal, con Bruce Willis y Richard Gere también se lo mencionaba en la historia.
La película que se centró más en el terrorista fue The Assignment (1997), con Ben Kingsley y Donald Sutherland, que trataba sobre el plan de la CIA para capturar a Carlos, interpretado por Aidan Quinn (Leyendas de pasión).
-El verdadero Carlos quedó indignado con la película de Olivier Assayas e intentó detener por medio de sus abogados el estreno del film, ya que entiende que la manera en que se lo retrata puede complicarlo en juicios que tiene pendiente por distintos atentados en Francia cometidos entre 1982 y 1983, donde murieron 11 personas. Estos hechos no se ven en la versión que llegó a los cines argentinos.
Una de las cosas que más le molestó a Ramírez, que llegó a leer el guión del film, es la manera en que se interpretó a sus compañeros en la toma de rehenes de 1975 en Viena, donde se ve a los terroristas nerviosos y violentos amenazando a la gente. Según Carlos, las cosas no sucedieron así y sus compañeros eran “comandos profesionales”.