Capitana Marvel

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

Nueva expansión del multiverso Marvel, "Capitana Marvel", de Anna Boden y Ryan Fleck, no es más que un puente hacia el plato fuerte de Avengers Endgame.
Pocas veces sucede esto de tener que ver toda una película de más de dos horas para finalmente ver lo que nos interesa, una escena post créditos, que todos saben de ante mano que va a estar, que conecte las cosas entre Avengers Infinity War y la próxima entrega Avengers Endgame.
Pero bueno, así son las cosas en este gigante multiverso creado por Marvel Studios desde la primera Iron Man, allá por 2008.
Pareciera que cada película, por lo menos en cuanto a las “individuales”, no importan por sí mismas, sino como eslabones hasta llegar a la próxima película del grupo ¿O acaso Pantera Negra antes de ser la primera película de superhéroes en ser nominada a los premios Oscar, no era recordada como la antesala a Avengers Infinity War?
Capitana Marvel es, probablemente, la que menos disimula esta condición.
Desde el post crédito de Avengers Infinity War – los que no la vieron y quieran hacerlo, saltéense este párrafo – en que apareció la llamada a Capitana Marvel en el dispositivo de Nick Fury, todos la esperan como “la salvadora”.
Sin embargo, algo hay que disimular, y por lo tanto, también se intenta vender a esta película como la primera superheroína – por lo menos con película propia – del mundo Marvel. Probablemente no sea aleatoria su fecha de estreno entre el 7 y 8 de marzo. ¿Es Capitana Marvel una relectura feminista de este universo? Hasta se armo una suerte de ¿auto? boicot de supuestos fans machistas que se oponían a esta visión.
Bueno, cálmense muchachos, Capitana Marvel está lejos de ser una película feminista, no alcanza con poner a una mujer en el rol central, si no le damos el contexto y encima, cada dos por tres, le andamos robando el protagonismo. De hecho, no es por acrecentar rivalidades, pero Mujer Maravilla, dos años atrás, aún con mucho para cuestionarle, parecía tenerla más clara.
Más allá de esforzarse en complicarla, la cosa es bastante simple. Hay una guerra intergaláctica entre dos razas alienígenas. Un comando especial a las órdenes de una inteligencia superior (con el cuerpo de Annette Bening), y un grupo de rebeldes terroristas que desean derrocar ese orden. Vers (Brie Larson) forma parte del comando especial, dirigido por Yon-Rogg (Jude Law).
Ella tiene algunas imágenes confusas en su memoria, y cuando la integridad del comando sea puesta en peligro por los rebeldes, ella deberá regresar hacia donde todo empezó. Esto la lleva hacia el Planeta Tierra, en la década del ’90, en el que deberá contactar a una mujer que ahora es la llamada Inteligencia superior.
Además descubrirá su propio origen como Carol Danvers, piloto militar. Por supuesto, los del otro bando, también van a llegar a la Tierra.
No sólo conoceremos el origen de la Capitana Marvel, que en verdad es Mar-Vell, sino que conoceremos la primera aparición de Nick Fury (Samuel L. Jackson), curiosamente, sin el parche en el ojo que caracteriza al personaje, en un incipiente S.H.I.E.L.D. que se unirá en la cruzada de la Capitana. Habrá alguna “sorpresa” (en verdad es bastante evidente), y algo más de desarrollo.
Pero básicamente es eso. Una historia de viaje iniciático, orígenes, y descubrimiento de verdades, con un objeto que se dispútan los dos bandos. Ah, y un par de panfletos patrióticos obtusos remarcados a falta de los prometidos mensajes feministas.
La cosa comienza bastante confusa, cuesta durante bastante tiempo adentrarse en qué es lo que está sucediendo, por esta estructura fragmentada, de comenzar adelante, ir hacia atrás, y presentar una ensalada de hechos y personajes.
Pero a medida que avanza, veremos que toda esa confusión no es más que un envoltorio en el que se esconde un juego bastante básico sin mayor peso. Capitana Marvel no pareciera ser una película con peso propio, su historia es más bien una excusa para presentarla, y dejárnosla servida para lo que va a venir, es lo que ya dijimos.
El viaje a los ’90 le servirá a la película para hacer todo tipo de ganchos sobre la cultura de la década, y ahí desplegar un humor que rara vez es efectivo.
Los ¿chistes? Se basan en mostrarnos logos viejos de empresas actuales, o empresas que ya no existen, o hacer ver lo retrasada – sobre todo informáticamente – que era la vida hace veinte años (la acción transcurre en 1995). Por supuesto, en la vestimenta hay referencias, y la banda sonora abusa de canciones de la década, que la mayoría de las veces no tienen correlación con lo que ocurre en pantalla, solo están porque tienen que estar.
Brie Larson no llega a dar nunca con la altura del personaje.
Le falta carisma y presencia. Quizás también se deba a que la propia película no le depara toda la atención al personaje, pese a ser su película.
Constantemente, Larson es eclipsada por un Jackson que desborda de carisma (como siempre), y un gato que logra los únicos dos o tres momentos realmente graciosos de la película. Hasta Annette Bening logra lucirse más en apariciones cortas, porque es Annette Bening y no necesita mucho para ser una gran actriz. Jude Law y Ben Mendelsohn como los líderes de ambos bandos también están bastante por debajo de sus trabajos habituales.
En el medio, hay algo que hace recordar al clásico del videoclub y el TvCable Trancers, sólo que con más presupuesto y menos ingenio. La película se hace larga, carece de gracias genuina, y recién en su último tercio, toma algo de forma como película de superhéroes, nunca de superheroína. Capitana Marvel es presentada como una señora, bastante conservadora, seria, avejentada pese a sr joven; por más que su traje le marquen los pechos de modo sexista.
Más allá del poder de los rayos saliendo de sus manos, su poderío nunca queda demostrado, y muy probablemente ocupe un rol secundario dentro del equipo liderado por hombres. Anna Boden y Ryan Fleck, es nada lo que pueden hacer dentro de este universo de películas, que, como todas las anteriores – salvo excepciones como ambas AntMan – carecen de espíritu propio, y parecen dirigidas por su productor Kevin Feige.
Finalmente, después de algunas escenas de combates coloridas, no tan abrumadoras, pero mal resueltas, y con villanos que nunca encontraron su punto (otro eterno problema de Marvel, los villanos); llegamos a lo que todos fueron a ver. Quédense hasta el final que hay dos escenas, una inter y otra post créditos, una importante, y otra simpática; y eso es todo. Lo demás, adorno.