El crecimiento de los grandes héroes
En una nueva entrega de la saga creada alrededor de Los Vengadores, se estrena una segunda película "solista" del héroe del uniforme y escudo con el color de la bandera estadounidense. Un thriller político con mucha acción.
Los héroes del cómic están desde hace ya una década al tope del interés cinematográfico en el cine industrial. Capitán América y el soldado del invierno forma parte del mega proyecto cinematográfico de Los Vengadores, ya que de hecho el Capitán América ha sido denominado justamente El primer vengador en el film anterior.
De todos los héroes de la saga, el Capitán era, por razones obvias, el más antiguo y clásico. Su forma de ver el mundo y sus principios también lo eran. Acá, la película y el gran guión se encarga de presentar con indudable éxito a ese personaje de la década del '40 teniendo que enfrentarse a los conflictos del presente. Sus certezas se derrumban y sus conflictos se multiplican frente al mundo actual.
Es que Steve Rogers –el Capitán América– es un héroe clásico de otra época, alguien que no puede imaginar el universo conspirativo en el que en esta historia deberá meterse. La película es un thriller político al estilo de la década del '70, y no por nada es una figura relevante Robert Redford, héroe de esta clase de films. Pero al film de intrigas políticas lo rodea y lo cubre una gigantesca película de acción con superhéroe. La acción acá brilla, se justifica y los efectos tienen una perfección de esas que hoy tomamos como corriente, aunque hace unos pocos años era imposible de soñar. Pero es interesante que esto esté en permanente tensión con las ideas del protagonista y que esto sea, justamente, la fuerza que une y le da sentido a una producción tan gigantesca.
El gran problema de estas películas suele ser muchas veces la imposibilidad de dotar de humanidad a los personajes, y El Capitán América y el soldado del invierno es un ejemplo de cómo resolver esto. Lo mismo ocurre con la fuerza del villano. En la anterior entrega de este superhéroe, el villano no lograba estar a la altura, pero acá esto se resuelve y le aporta un condimento extra.
Si bien se extraña un poco la década del '40 del film anterior y toda su estética, hay que decir que la película cumple con creces todos sus objetivos. Funciona para el personaje, funciona dentro de la saga y funciona como película más allá de lo que uno sepa o conozca de este universo.
Como siempre, hay que quedarse hasta el final de los títulos de crédito. No lo olviden.