Caos: El inicio

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

Las sagas literarias de Young Adult son uno de los tesoros más deseados para adaptar al cine en el Hollywood del presente milenio, no solo por la popularidad que arrastran sus libros y autores (y que se extiende a un público más amplio del que la etiqueta sugiere) sino también por la posibilidad de conseguir uno de los logros más preciados hoy en la industria: una franquicia, la cual se puede extender hasta 3, 4 o más películas, con posibilidad de precuelas, spin offs o lo que la voluntad, la recepción y las posibilidades de estirar permitan. De este lote, las sagas de ciencia ficción distópica con problemática adolescente y protagonistas idem están en el podio. Así es que cada tanto vemos surgir un primer capítulo de lo que pretenden ser los próximos Juegos del hambre y tenemos entonces los Maze Runner o los Divergente, entre otros, con resultados y suerte variada. Caos: el Inicio pertenece a este mismo grupo y ya el título local delata sus intenciones.

Basada en el primer libro de la saga Chaos Walking de Patrick Ness, que fue traducido al castellano como “El cuchillo en la mano”, presenta un escenario distópico en una colonia de un planeta colonizado por humanos hace ya un par de generaciones. La particularidad que tiene este planeta es que en su atmósfera se produce un fenómeno conocido como “el ruido”, que hace que los pensamientos se exterioricen y sean accesibles para cualquiera que esté cerca y pueda oírlos o verlos según la cualidad verbal o visual del pensamiento. Esto es algo bastante incómodo, y en algunos casos inconveniente, y parte de la adaptación de los nuevos colonos y del crecimiento de las nuevas generaciones consiste en poder dominar esta cualidad que, bien manejada, también puede usarse como instrumento. Otra cuestión problemática es que “el ruido” solo afecta a la población masculina, mientras que las mujeres están por completo inmunes al fenómeno, otra fuente previsible de conflicto y desconfianza.

Todd (Tom Holland) vive en las afueras de un pueblo de la zona colonizada. Es un joven huérfano ya que todas las mujeres del pueblo murieron hace un par de décadas de una manera que no vamos a contar acá. En este emplazamiento puramente masculino gobernado por el Mayor Prentiss (Mads Mikkelsen), un líder carismático que maneja el ruido con verdadero talento, cae por accidente una nave exploradora proveniente de una nave nodriza. La única superviviente del accidente es Viola (Daisy Ridley). El Mayor ve en ella, o más bien en la nave que se aproxima, la oportunidad de obtener un medio de abandonar el planeta y para eso necesitan secuestrar la nave e impedirle a Viola avisar a sus compañeros. Cuando advierte esas intenciones, Viola huye del lugar ayudada por Todd, quien va a también a descubrir oscuros secretos en la historia de la colonia.

La premisa parece interesante y original y ya viene del material de base. Su puesta en escena y desarrollo en el film ya no lo es tanto. El “ruido” es representado como una suerte de humo que rodea al personaje, el continuo parloteo de los pensamientos se pone algo exasperante y está mejor resuelto en el caso de los pensamientos visuales que permiten cierto juego con lo real. El personaje de Todd tiene cierta complejidad en tanto la situación lo lleva a un necesario crecimiento, mientras el personaje de Viola es bastante plano. Mads Mikelsen está bien como siempre, aunque su villano le sale de taquito, mientras tenemos otro antagonista en la figura de un predicador que resulta bastante ridículo. Si hay algo que distingue un poco a la propuesta es el hecho de introducir en este marco temas de género que están en la agenda contemporánea como la misoginia, los femicidios y, sobre todo, el tema de la masculinidad, presentada como una disyuntiva entre una masculinidad tóxica (El Mayor les dice a Todd que los hombres “tienen que matar”, Todd se la pasa repitiendo a sí mismo “Sé un hombre”) y la posibilidad de otro tipo de masculinidades. El planteo no está hecho de manera muy sutil, pero en todo caso no tenemos un personaje declamando el mensaje.

Chaos: El inicio parece una apuesta fuerte. Tenemos al frente como pareja protagónica a representantes de los dos tanques principales de la factoría Disney: el Spiderman del universo cinemático de Marvel y la Rey de la tercera trilogía de Star Wars. El director Doug Liman es un realizador prolífico e irregular, de quien podemos destacar una muy buena película de ciencia ficción como Al filo del mañana (2014), y señalar que ya tuvo éxito en lanzar una saga al dirigir Identidad desconocida (2002), la primera película de la serie Bourne, y fracasó en lanzar otra con Jumper (2008). Los resultados de esta Chaos Walking no parecen muy alentadores. Habrá que ver si se convierte en el primer capítulo de la deseada franquicia o un arranque en falso, debut y despedida.

CAOS: EL INICIO
Chaos Walking. Estados Unidos, 2021.
Dirección: Doug Liman. Intérpretes: Daisy Ridley, Tom Holland, Mads Mikkelsen, Demian Bichir, David Oyelowo, Kurt Sutter, Nick Jonas. Guión: Patrick Ness, Christopher Ford. Basado en la novela de “El cuchillo en la mano” de Patrick Ness. Fotografía: Ben Seresin. Música: Marco Beltrami, Brandon Roberts. Montaje: Doc Crotzer. Dirección de Arte: Carolyne de Bellefeuille, Daran Fulham, Nicolas Lepage, Justin O’Neal Miller. Producción: Doug Davison, Erwin Stoff, Alison Winter, Allison Shearmur: Producción Ejecutiva: Ray Angelic, Erik Feig, Michael Paseornek, Patrick Wachsberger, Diseño de Producción: Dan Weil. Duración 109 minutos.