Calabria

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Destinos

Los protagonistas de este opus de Pierre-François Sauter trabajan en una funeraria en Suiza. Uno es portugués y el otro serbio-croata. El contacto con los muertos para ellos es habitual y en su trabajo son metódicos, rigurosos con la manipulación de los cadáveres. Por eso les encargan transportar a un anciano para darle sepultura en su tierra natal, Gasperina, pequeño pueblito de Calabria y a partir de ese destino la road movie dice presente durante el recorrido de 1.600 kilómetros.

François Sauter introduce en la cabina del vehículo fúnebre una cámara para registrar las charlas entre los colegas que van desde lo más trivial hasta lo profundo y claro que en lo profundo la reflexión sobre la vida y la muerte ocupan el centro. Y de ese centro los desprendimientos temáticos pasan por el presente, la familia, la distancia, el trabajo y grageas del pasado de cada uno para ir conociendo otras facetas que se pierden en la rutina cotidiana de lo laboral.

Calabria es una película donde los destinos se entrecruzan. En el sentido amplio del término como parte de una llegada a destino para el anciano y como pre destinación de los personajes, quienes no pueden detener su marcha y contemplar el mar Mediterráneo al costado del camino durante la ida fieles a la puntualidad suiza para llegar al pueblo pero que una vez cumplida la misión encuentran ese lapso donde nada importa más que el deseo y la sensación de estar vivo aunque el destino de todos vaya a ser el mismo.