Caída del cielo

Crítica de Mex Faliero - Fancinema

DOS PERSONAJES ENCERRADOS

Los personajes de Caída del cielo, los protagonistas Alejandro (Peto Menahem) y Julia (Muriel Santa Ana), son claramente dos criaturas sobre las cuales se pueden elaborar lazos hacia la screwball comedy, aquellas comedias del período clásico norteamericano donde la locura era un carácter ineludible. Alejandro es un profesional, es sonidista, y parece un tipo bastante obsesivo. Julia es un personaje neurótico y bastante inclasificable. Obviamente, ella arrastrará con su presencia y personalidad al más opaco Alejandro. El motivo de su encuentro, también es lunático: el tipo sale al patio de su casa cuando de repente la mujer le cae “del cielo”. A partir de ahí, entre la lesión de ella, el ánimo protector de él y la soledad de ambos, se irá forjando un vínculo construido en base a ocultamientos, equívocos y verdades dichas a media. Caída del cielo es, desde su propuesta, una película que promete.

Pero lamentablemente hay algo en el orden de la ejecución que no termina de funcionar en la película de Néstor Sánchez Sotelo. No tanto por las esforzadas actuaciones de Muriel Santa Ana y Peto Menahem, ambos muy bien y con evidente química en pantalla, sino por una realización que no encuentra el timing preciso que la comedia necesita para explotar y ser efectiva. Y buena parte de eso se debe a una segunda línea del film, que uno puede vislumbrar entre su título y la premisa (ese “caer del cielo” puede ser algo más), que quiere explotar la veta melancólica de la historia, incluso su potencialidad sanadora: soledades, intentos de suicidio, miedos, pánico por el paso del tiempo, que se exploran en un sentido más melodramático que humorístico. Así, el humor se ve aprisionado entre una estructura que lo exige y una temática que lo repele. Hacia el final, Caída del cielo apuesta un poco confusamente al drama romántico y la convencionalidad de las situaciones, jugadas con poca gracia, limitan las posibilidades.

Otro problema que evidencia Caída del cielo es el de la poca fluidez entre subtramas. Si bien Alejandro tiene un trabajo, que vemos y hasta podría ser más explotado por la vía del absurdo (una pretenciosa obra de teatro hecha en base a silencios), su actividad y las criaturas que allí habitan se vinculan poco con la historia sentimental del protagonista. Así, Caída del cielo desvirtúa una de las reglas de la comedia romántica: dos buenos protagonistas y secundarios que se luzcan en los momentos justos, retroalimentándose para potenciar la comicidad. El film de Sánchez Sotelo avanza como en compartimentos estancos, estancamiento al que se suma la historia de Alejandro y Julia, que prácticamente se resuelve en el interior del departamento. Dos criaturas evidentemente explosivas, sometidas al encierro, son un error de concepto.

Todo lo que está mal en Caída del cielo se puede adjudicar a los desacoples de puesta en escena y a ideas que son más interesantes en el papel, que en la práctica (ahí podemos citar una bonita escena en la que él toca la batería al compás del ruido de las muletas de ella, pero que no termina de funcionar). De todos modos, los dos personajes tienen la fuerza suficiente como para sostener el relato más allá de las fallas que se observan. En todo caso, podemos entender a esta película como un borrador de algo mejor que está por venir.