Cacería implacable

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

La seducción del poder, el robo y la codicia

El deseo incontrolado de subir los escalones del poder se convierte muchas veces en un transitar por una cornisa que puede llevar al hombre a cometer las más insólitas e inesperadas acciones. Esto es lo que le ocurre a Roger, un bribón, respetado y exitoso cazatalentos de Noruega. Casado con Diana, bella propietaria de una galería de arte, vive en una confortable casa de campo y nada parece faltarle. Claro que para poder mantener esa vida se dedica al robo de valiosos objetos artísticos.

Cuando conoce a un millonario que posee una colección de cuadros, la codicia lo transforma en un ser dispuesto a todo para robarle a su reciente amigo, tan pícaro y audaz como él, una obra de arte de valor incalculable, y ambos comienzan entonces a hacer gala de sus respectivas astucias. El guión, adaptado de un best seller del escritor británico Jo Nesbo, posee todos los buenos aditamentos de ese tipo de thrillers de acción y suspenso que, a la par que entretienen, se condimentan de personajes de extrañas psicologías. Esto lo tuvo muy en claro el director Morten Tyldum que en 2003, y con su opera prima Buddy , presentó al público una nueva generación de actores, convirtiéndose así en un punto de inflexión en la reciente historia cinematográfica noruega. El elenco se plegó a la trama con gran habilidad, y sobresalen Aksel Hennie, uno de los actores más populares de Noruega, y el danés Nikolaj Coster-Waldau, popularizado mundialmente por la serie Game of Thrones