Buscando…

Crítica de Emiliano Fernández - Metacultura

El rastro digital

Definitivamente Buscando (Searching, 2018) aporta un soplo de aire fresco en el campo del horror ya que dentro de los confines retóricos que la misma película se impone, no cabe duda de que sale bien parada principalmente porque logra corregir todos los problemas que arrastraba la mediocre Eliminar Amigo (Unfriended, 2014): así como esta última se centraba en un plano fijo del escritorio de la computadora de una de las protagonistas y nunca terminaba de aprovechar el planteo por las redundancias propias del slasher ochentoso modelo fantasmas, la ópera prima de Aneesh Chaganty que nos ocupa reemplaza el cyberbullying por un “simple” caso de desaparición y hace trampa complejizando el asunto cada vez más en línea con Open Windows (2014) del gran Nacho Vigalondo, lo que genera un producto muy adictivo que mantiene alta la tensión desde un sutil minimalismo.

Aquí la chica de 16 años que nadie puede localizar se llama Margot (Michelle La), una joven que posee una relación algo distante con su padre David Kim (excelente trabajo de John Cho) desde el fallecimiento -a raíz de un cáncer- de la madre/ esposa del clan, Pamela (Sara Sohn). Luego de una reunión nocturna de un grupo de estudio, Margot desaparece momentos después de haber llamado muy tarde y varias veces a un David que estaba dormido: pronto el padre descubre que su hija ha estado depositando en una cuenta bancaria el dinero que le daba para pagar unas lecciones de piano, una suma que después transfirió a otra cuenta que fue cerrada. El hombre efectúa la denuncia correspondiente ante la policía y el caso es asignado a la Detective Rosemary Vick (Debra Messing), quien “deja hacer” al padre en lo que respecta a entrar e investigar en la computadora personal de la adolescente.

Como era de esperar, David rápido toma conciencia de que no conocía a Margot y descubre que no tenía amigos cercanos, que sufría mucho por la pérdida de su madre y que gustaba de participar en un sitio de video blogging llamado YouCast en el que conversaba regularmente con otro usuario. El guión del director y Sev Ohanian nos presenta distintos sospechosos de haberla secuestrado que derivan en callejones sin salida hasta que el padre da con el lugar en el que se encuentra el auto de la chica, nada menos que el fondo de un lago aunque sin indicios del cadáver de Margot. El film jamás se centra del todo sólo en las computadoras de David y su hija porque combina el asunto con cámaras de seguridad, noticieros televisivos y demás ardides visuales, amén de una catarata de videollamadas, chats, emails, Google Maps, redes sociales, YouTube, sitios web, fotos y archivos varios.

El fluir que garantiza el realizador es sugestivo porque a pesar de que a veces el formato del thriller queda un poco empantanado por el dejo meloso e inverosímil de algunas vueltas del relato, la obra siempre se las arregla para transformar los inconvenientes en fortalezas en consonancia con el cariño de por medio entre padre e hija (sin la consolidación del vínculo no tendrían sentido el estrés y la angustia de David) y las coincidencias que hacen avanzar a la historia (para lo que suelen ser los derroteros retóricos hollywoodenses, la propuesta está bastante bien y no llega al extremo de delirar con las conveniencias entrecruzadas para que el protagonista se “avive” de lo que ocurre). Además de las infaltables estelas de ese rastro digital que todos dejamos hoy por hoy en algún punto, ya sea en Internet u offline, se suma una interesante denuncia del patetismo de personajes estúpidos y mezquinos que se hacen pasar por los mejores amigos/ amigas de la desaparecida de turno o se burlan del martirio que atraviesa el padre u opinan con una levedad digna de los engendros maquiavélicos de los mass media o hasta monetarizan la tragedia desde las formas más insólitas. Buscando no será una maravilla esplendorosa del terror sin embargo cumple con hidalguía entregando un paneo atractivo alrededor del potencial de las pantallas de las laptops y los smartphones en materia narrativa, un esquema que en esta oportunidad se lleva bien con un género que suele abrazar como ninguno la economía expresiva y todas las autolimitaciones artísticas…