Buenas Costumbres

Crítica de Beatriz Molinari - La Voz del Interior

Amores en guerra

"Buenas costumbres", elenco eficiente y dosis medida del clásico humor británico.

Con el telón de fondo de la sociedad británica de entreguerras, la película Buenas costumbres de Stephan Elliott hace honor al universo de Noel Coward, autor de Easy Virtue. Fiel a cierto aire anacrónico, aunque con el siempre actual humor inglés, la comedia ofrece un buen elenco y un conflicto que evita toda estridencia.

John (Ben Barnes), un joven rico y mimado de su madre (Kristin Scott Thomas), se casa con una mujer de Detroit, ganadora del Grand prix de Montecarlo (Jessica Biel). La llegada de la pareja al hogar paterno desencadena reacciones, diálogos como puñaladas y miradas amargas en torno a un modo de vida que se sostiene con voluntad de hierro. “Eres inglesa, finge”, dice el padre, Colin Firth, a una de las hermanas de John ante la inminente catástrofe familiar.

La película recuerda el tono y parte de la anécdota de Match point, pero en este caso nada crece, avanza ni cobra envergadura como ocurría en la película de Woody Allen.

La fotografía que transmite el frío del otoño en el campo londinense, donde las relaciones familiares soportan una niebla perpetua, se equilibra con la música que mantiene el guión dentro del cauce de la comedia, gracias a los ritmos de época.

El elenco se mueve alrededor de Kristin Scott Thomas y Jessica Biel, protagonistas del conflicto entre la matrona a la que la guerra ha endurecido, y la nuera que no puede adaptarse al estilo de vida de la familia del cándido John. Aun cuando los rasgos de las mujeres son estereotipados, logran momentos de sarcasmo y humor mortífero, recurso que agota el planteo. Jessica Biel luce su vestuario de mujer de mundo en medio de las salas victorianas y convence de a ratos, ya que el tono agridulce sólo aparece en Colin Firth y Kristin Scott Thomas, actores que mejoran el boceto de sus roles. El resto del elenco sigue la tradición de la comedia inglesa, con papeles impecables como el del mayordomo Furber (Kris Marshall). En tanto, el desenlace es un acto voluntario de esas almas siempre en guerra.