Boxing Club

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Un knockout en la intimidad

Desde el primer minuto, se reconoce en Boxing club una apuesta diferente para retratar el mundo pugilístico por fuera del ring. Es el microclima de un gimnasio, más precisamente el que reina en El Ferroviario perteneciente al gremio de La Fraternidad ubicado en el subsuelo de la estación Constitución.

Este documental observacional se sumerge en el día a día de estos trabajadores que practican el deporte con la esperanza de profesionalizarse alguna vez y así sacar un rédito económico que los ayude a salir de situaciones apremiantes.

La cámara de Víctor Cruz (El perseguidor, 2009) acompaña el proceso, escruta sin interferir en el combate silencioso contra la propia impotencia que a veces acarrea un entrenamiento, para esclarecer o por lo menos robarle a la realidad un pedazo de verdad en algunos instantes (la escena sobre la película El padrino es un cabal ejemplo) donde se vuelve invisible o participa con un rol observador y lúcido durante los preparativos de los protagonistas en vistas a la pelea salvadora, relatada por el periodista deportivo Walter Nelson.

También, la importancia de las palabras del entrenador; su corazón y pasión por lo que hace, conectan a un deporte muchas veces relacionado sólo con la violencia con un costado humano poco reconocido y emotivo que es el elemento que prevalece en este inquietante y atrapante documental hasta el último minuto.