Borrando a papá

Crítica de Fernando Sandro - El Espectador Avezado

A veces con buenas intenciones no alcanza. El propósito de "Borrando a papá" es claro, denunciar algo que pareciera oculto para gran parte de la sociedad.
La idea es clara, cuando se habla de violencia de género, inmediatamente se lo emparenta a hombres que maltratan a mujeres, mayoritariamente a sus parejas. Del otro lado, también suceden casos, pero se los invisibiliza, ya sea porque el hombre siente vergüenza de hacer una denuncia, ya sea por una protección judicial que pareciera tener la mujer.
Hablamos de protección judicial porque la violencia no necesariamente tiene que ser física, puede desarrollarse en un acto, en una actitud, el más claro, el que acata a la tenencia de los hijos durante una separación y divorcio; ese es el foco de "Borrando a papá".
Las directoras Ginger Gentile ("Mujeres con Pelotas") y Sandra Fernández Ferreyra plantean un documental de estructura básica, testimonios, casos particulares, y voces de especialistas.
Hay hombres que cuentan sus casos, hablan de sí, de su familia, de su mujer, y de sus hijos. Los especialistas dan algo de marco teórico y explicativo.
Por otro lado, se utiliza un recurso que es meramente televisivo, la utilización de cámaras ocultas para que el espectador vea por sí mismo el sufrimiento por el que pasan estos hombres, momento en el que también podremos ver a las mujeres, pero claro, bajo la mirada de los hombres.
El problema mayor con "Borrando a papá" radica justamente ahí, no hay objetividad en él, todo apunta a una victimización del hombre, no hay voces del otro lado, o matices, y por el contrario, hay una necesidad de subrayar todo, lo cual resta algo de empatía.
Su estructura de documental televisivo testimonial sumado al recurso de cámara oculta lo asemeja a aquellos programas de la tarde en el cual las personas exponen sus dolores frente a un conductor que oye compungido. No hay un hilo que hilvane los testimonios más allá del hecho de que los hombres pasen todos por situaciones similares.
Sí, es probable que sea un documental que exponga verdades, eso es innegable, su denuncia es cierta, así como es cierto que son testimonios que rara vez se escuchan. Ese es su mayor mérito, dar una voz diferente a la que se oye siempre.
Pero en esa búsqueda de “la otra voz” recae en los mismos problemas que cuestiona, e invisibiliza al otro polo.
A veces con las buenas intenciones no alcanza, y "Borrando a papá" se sigue con interés y tiene aportes valiosos, pero falla en su construcción de un relato cinematográfico, quizás la visión en otro ámbito sea más adecuada.