Boca de fresa

Crítica de Adolfo C. Martinez - La Nación

Ternura y simpatía en una amable apuesta

Boca de fresa tiene buenas actuaciones

Dueños de una productora de música en franco declive, Oscar y su tío y socio no saben qué idear para que su empresa siga dando dividendos. Inesperadamente les llegará la solución: una banda noruega convirtió en hit en toda Europa la canción "A papá mono", compuesta treinta años atrás por un artista que en ese momento pertenecía a la empresa de ambos. ¿Cómo hallar a ese músico que los puede salvar del desastre económico? Algunas pistas conducirán a Oscar y a su novia Natalia a un pequeño pueblo cordobés.

Casi como un detective dispuesto a esclarecer algún misterio, Oscar se pone en contacto con algunos pueblerinos, entre ellos Juan, un extraño individuo que se aloja en una vivienda de piedra bastante distante del radio céntrico del poblado. Allí este hombre taciturno, silencioso y, a veces, de genio alterado, iniciará una relación con ese productor al que lo único que le importa es hallar al autor de la canción que dio prestigio a su productora y volver a contarlo en sus filas.

Dotado de gran simpatía, de algún elemento policial y siempre dispuesto a brindar una sonrisa al espectador, el guión no se aparta de un género tan transitado como la comedia romántica, aunque aquí lo hace con un espíritu burlón enredado en una madeja que vale no relatar para cuidar la sorpresa.

El director Jorge Zima, que ya tenía en su haber el largometraje Noche en la terraza , logró así construir una trama simpática, muy bien apoyada por los trabajos de Rodrigo de la Serna y de Erica Rivas y, sobre todo, de Juan Vattuone, que encarna a ese personaje entre extraño y siniestro que pronto se convertirá en eje del conflicto.

Los rubros técnicos aportaron calidad -la fotografía sobresale en los bellos paisajes cordobeses-, mientras la música posee el necesario ritmo que finaliza con la voz de la Mona Giménez entonando la canción que, sin duda, logrará hacer subir las acciones de la productora de ese Oscar que aprende, al mismo tiempo, la ternura de un amor que casi se le escapa de las manos.