Bob Esponja: Un héroe fuera del agua

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Alegre disparate, pese a Banderas y el deslucido 3D.

Diez años largos después de su primera película, Bob Esponja vuelve a la pantalla grande, esta vez en 3D y combinando dibujo con escenarios y actores reales. El y sus allegados vivirán una gran aventura tratando de recuperar la fórmula secreta de los cangreburgers que alguien se robó, lo que habrá de llevarlos a la locura apocalíptica, los viajes a través del tiempo y el "delfínico" lanzamiento a las playas de una ciudad donde estaciona el malvado ladrón. Quien les lee este cuento a las gaviotas, y lo va reescribiendo a gusto, para mayor esfuerzo de nuestros héroes.

Con semejante planteo, la promesa de diversión es grande. Lástima que el efecto de relieve no se luce gran cosa que digamos, las locaciones reales son bastante pobres, hay un solo actor y un puñadito de extras. Algo más: se trata de una de las peores actuaciones de Antonio Banderas. Su caracterización del pirata Burgerbarba no da ni para un cumpleaños infantil.

Igual se pasa el rato, porque cualquier aventura de Bob Esponja es un alegre disparate, una entusiasta celebración del "nonsense", una cariñosa cargada y al mismo tiempo un tierno elogio de la amistad y la bondad desarrolladas contra viento y marea por el inocente niño de las profundidades no tan profundas. Antológica y reveladora, la escena donde el plancton rezongón penetra en el cerebro de Bob Esponja. ¿Qué puede encontrar dentro de esa cabecita? Esa parte hay que verla. Otras, en cambio, son menos divertidas de lo que podía esperarse.

Pequeña curiosidad: parece que esta vez la película se estrena en versión original, y no sólo doblada. Pero la curiosidad se agota en sí misma. Las voces originales tampoco son gran cosa, y no pueden desplazar el familiar cariño que sentimos por las voces del doblaje al español. Creador y coguionista, Stephen Hilenburg, que empezó trabajando como biólogo marino. Director y coguionista, Paul Tibbitt, que vive de esto y con esto le basta y le sobra. Rodaje en Savannah y Hawai, efectos visuales en Melbourne, mano de obra de India y Corea para la rutina de los dibujos, cangreburgers a buen precio en El Crustáceo Cascarudo. No se precisa mucho más.