Blancanieves

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Admirable versión de “Blancanieves”

Admirable, emocionante, disparatado melodrama español, tremendamente español y también tremendamente original, libremente inspirado en el cuento de los hermanos Grimm, y otros cuentos que no diremos. No hay nieves, pero hay madrastra, enanos y manzana. Y la niña no es Blanca, sino Carmencita, hija de Carmen de Triana y un torero famoso, pero la madre muere en el parto, el padre es víctima de un toro y de una enfermera perversa que logra conquistarlo, la niña sufre bajo el poder de la perversa madrastra, sufre a más no poder, y cuando crece, bueno, sigue sufriendo, huye, es salvada ya sabemos por quiénes, le pasan cosas tremendas hasta el último segundo, y también cosas fantásticas, que la hacen famosa.

Todo eso, ya se sabe, ambientado en los años 20, mudo y en blanco y negro, aunque lo de mudo es un error. Acá hay música a todo lo largo, con orquesta, guitarra y palmas, y hasta un tanguillo de buena letra. Hay nervio, exaltación, sorpresa contínua, tragedia, ironía, grotesco. El autor la ha definido como "melodrama gótico-cañí", en referencia a la cultura hispánica más meridional, gitana y sanguínea. Y oscura, cruel y atrasada. Domina, a veces, el patetismo. Y el desenlace, acongojante, inesperado, de un arte impecable, tiene la precisión, la belleza, y el estremecimiento de una lágrima. Lejos de los Grimm, lejos de Disney, cerca del alma.

¿Pero realmente nada que ver con Disney? No exageremos, acá también hay lugar para el guiño: el toro que hará justicia se llama Ferdinando. ¿Posibilidad de final feliz, entonces? Solo diremos que el público puede quedar fascinado, aunque quizá con unos minutos menos la obra sería todavia mucho mejor. De todos modos, cabe disculpar al director, Pablo Berger, que literalmente hace una película cada diez años. Y esta viene con Maribel Verdú como la madrastra (tan moderna que no quiere matar a la chica porque sea más linda, sino porque es más famosa), con Macarena García y la niña Sofía Oria, Angela Molina y Daniel Giménez Macho, Inma Cuesta en rol de madre añorada, y una cohorte de actores en rol de olfas, cómplices o salvadores, de los cuales sobresale Sergio Dorado, por una cabeza apenas y por sus ojos tiernos, que son clave en este asunto.

Pequeña aclaración: la "Blancanieves" muda no se hizo aprovechando el suceso de "El artista", como aseguran los mal informados. La película ya estaba en rodaje cuando la otra hizo su primera presentación pública en Cannes. Por otro lado, "El artista" tiene el estilo del cine mudo norteamericano, y ésta se inspira en el cine mudo europeo. Y en las fotografías de Cristina García Rodero, y en el torero Juan Belmonte, el Pasmo de Triana. Rodaje en la plaza de toros de Aranjuez y cortijos cercanos.