Blancanieves

Crítica de Julieta Paladino - Fancinema

Un cuento nuevo

Si uno podía creer que dentro de las remakes de cuentos de hadas tradicionales no iba a haber nada nuevo bajo el sol, estaba muy equivocado y Blancanieves es la respuesta. En efecto, la última película de Pablo Berger (quien había debutado con la interesante Torremolinos 73) nos presenta una verdadera reversión totalmente original del cuento de los Hermanos Grimm, convertido aquí en un drama ambientado en la España de los años veinte, con tradiciones locales, como la música y el baile flamenco y las corridas de toros, como telón de fondo.
El film cuenta la historia de Carmen, una hermosa joven cuya madre fallece durante el nacimiento. En el mismo día, su padre sufre un accidente que lo deja parapléjico y termina con su carrera como torero. Como si la tragedia perpetrada por el destino no fuera suficiente, son también los individuos los que parecen cavar sus propias tumbas, y las de sus seres queridos: el lisiado padre se vuelve a casar rápidamente, pero con su oportunista enfermera, Encarna, a la que Maribel Verdú, a través de su interpretación, convierte en la personificación absoluta del mal. Criada en sus primeros años por su abuela, Carmen luego tiene que pasar su juventud bajo la tutela de Encarna, quien no se conformará con maltratarla, ya que finalmente intentará asesinarla. Carmen escapa a ese intento de homicidio y, buscando dejar su pasado atrás, encontrará un circo rodante, en el cual un grupo de enanos toreros la adoptará, convirtiéndola en parte del espectáculo circense. Allí empezará un particular viaje para esta Blancanieves, que terminará cambiando su vida.
Berger extrema la apuesta estética al narrar el cuento recurriendo al blanco y negro, sin palabras y con apenas el uso de breves intertítulos, consciente de la universalidad de lo que está contando. A la vez, se sostiene en una fotografía impecable y la subyugante banda sonora del catalán Alfonso de Villalonga. En ese marco, más allá de las posibles distancias culturales ante el “espectáculo” de maltrato animal en las corridas, este cumple un rol muy importante dentro del desenlace de la historia. Las actuaciones conmueven durante todo el film pero principalmente en la “corrida” y el espectador puede casi palpar la emoción de la protagonista al torear por primera vez frente a un gran público.
Los logros de Blancanieves son múltiples: utiliza el cuento original como base pero adquiere absoluta autonomía en su reelaboración/desmitificación; reflexiona con acierto sobre las instancias de crueldad propias de estas narraciones pero sin caer en un regodeo sangriento y potenciando la figura femenina ante la ausencia del príncipe azul; homenajea pero también recupera formas propias del cine mudo y blanco y negro, demostrando que pueden imponerse en el contexto de la cinematografía contemporánea, todo esto conservando su verosímil y sin que el espectador pierda la sensación de estar frente a un cuento. En consecuencia, lo que tenemos es una inteligente y sensible operación con diversas tradiciones, pero que respira con vida propia, impactando en el público como algo totalmente nuevo.