Biutiful

Crítica de Roger Koza - La Voz del Interior

Tras unos primeros 20 minutos interesantes, este nuevo evangelio fílmico del director mexicano habitué en Cannes y los Oscar decae, se estrella y deviene en una representación abyecta de todos los males de este mundo, sin privarse por esto de un espiritualismo difuso, el costado esperanzador de la tragedia que articula su trama. La película puede ser vista como una segunda parte de Babel, aunque aquí el mundo se miniaturiza en Barcelona y son los españoles el principal foco de escrache. Grandes temas, como siempre, pasan por la mirada del realizador mexicano, que propone una puesta en escena capaz de producir en sus espectadores pensamientos y emociones inclasificables. Iñárritu, en verdad, cree que las imágenes deben portar un discurso-mensaje y no que hablan por sí mismas. Un predicador no es un pensador. Esta historia de un padre de familia moribundo, indirectamente traficante y ocasionalmente brujo, no es otra cosa que un film sobre la redención como fantasía culposa de una clase pudiente. Cuando en una escena una doble docena de chinos (madres, padres e hijo) pasen al otro mundo, hasta se podrá verificar en el costado derecho del plano la presencia de un alma flotante. Espiritualidad que al realizador no le resultará incongruente con un festival de culos y tetas en una discoteca ibérica en donde el diablo mete la cola y termina la película.