Big Eyes

Crítica de Daniel Garabal - Meridiano actual

Una historia real, una muy buena película

Tim Burton es un director muy personal, que en cada uno de sus films le pone una impronta personal que uno llega reconocer sus films, ya sean animados o no, del de cualquier otro director. Hasta ahora nunca había rodado una comedia dramática, hasta que encontró esta historia real que tiene como protagonistas unos dibujos tan personales como el mismo.

La historia de Margaret y Walter Keane se convirtió en uno de los fraudes del arte más escandalosos de los años 50 y 60.

El film narra como Walter Keane, un hombre con una excelente verba, se convirtió en el más revolucionario y prospero pintor con sus obras de niños de Ojos Grandes. Obras que lo hicieron millonario hasta que salto a la luz que la verdadera pintora era su esposa Margaret. Esta historia que ronda entre el amor pleno, la ambición desmedida, la baja autoestima o el amor culposo de madre van pasando por las imágenes de un film que ronda entre la comedia y el drama sin fisuras en el medio.

El trabajo de Amy Adams como Margaret Kaine, y que le valiera el Globo de Oro, es realmente fascinante y logra llevar al espectador a esa pena irredenta que ella va viviendo. Christoph Waltz en el papel de Walter es quien va poniendo con su por momentos exagerada pose de hombre bohemio e intelectual que acaba de llegar de Paris hasta llegar al ambicioso hombre que solo quiere llenarse los bolsillos a costa de su esposa, la mayor impronta de Tim Burton. Es Waltz, y en algún momento los pocos pero excelentes momentos de Terence Stamp, quien hace de este film un Burton autentico.