Bienvenido a Alemania

Crítica de Rodolfo Bella - La Capital

Sumar las diferencias

Racismo, islamofobia, refugiados, radicalización, paranoia, temor a los atentados son ideas difíciles de abordar. La delgada línea que separa la corrección política de los temores reales o infundados sobre estos temas tan actuales en Europa se desdibuja en “Bienvenido a Alemania”. Y eso es posible por el enfoque desde el humor que eligió el director Simon Verhoeven para hablar de la crisis de los refugiados en Alemania y en todo el continente. No por casualidad esta película fue una de las más taquilleras en Alemania en 2016 y una de las diez más exitosas del país.

   Los protagonistas son un matrimonio de mediada edad y clase media alta y un refugiado de Nigeria que es acogido en la casa por iniciativa de la mujer. Su actitud progresista no le impide tener pesadillas de que su ciudad, Munich, cayó en manos de los extremistas religiosos, mientras que su protegido en espera de una decisión de asilo, intenta y adaptarse a la cultura liberal occidental en cosas cotidianas como que la mujer no necesita ser madre ni esposa para ser feliz o que no es una posesión del varón. En el medio, el director también expone las contradicciones de esa misma cultura a la que el refugiado intenta adaptarse y, comedia dramática y un poco negra al fin, quizás sea el nexo para unir lo que parece destinado a permanecer en los extremos.