Bienvenido a Alemania

Crítica de Diego Serlin - Todo lo ve

Como ya han demostrado innumerables títulos, tanto en el cine como en teatro, es la tragicomedia familiar el género que mejor ha sabido exponer irónicamente la idiosincrasia y peculiaridad de una cultura, comunidad o nación, empatizando e identificando tanto con públicos propios como ajenos. Bienvenido a Alemania no es la excepción -resulto la película alemana de mayor éxito del año 2016 en su país- y explora miedos y prejuicios en torno a una realidad que los apremia como la inmigración reciente y la tensa relación planteada con los refugiados africanos y asiáticos que deambulan por Europa.

Los Hartmann una familia alemana, en apariencia normal, que decide dar asilo a un refugiado africano en su casa de Munich, es el escenario que Bienvenido a Alemania utiliza para abordar la realidad actual de su país respecto a los refugiados que llegan escapando de las guerras políticas y religiosas de su país.

La aparente normalidad de una familia compuesta por Angelika -Senta Berger-, una maestra recientemente jubilada; su marido Richard -Heiner Lauterbach-, un prestigioso cirujano que no acepta su edad; Sophie -Palina Rojinski-, una estudiante crónica que no puede decidir que va a hacer con su vida y el hijo Philipp -Florian David Fitz-, un joven abogado corporativo recientemente divorciado con un hijo al que no atiende, será alterada por la llegada del joven Diallo, el refugiado nigeriano que pondrá a prueba la dinámica familiar así como su adaptación al país.

El refugiado nigeriano es el detonante de odios reprimidos, tanto de la familia como cierta parte de la sociedad, la discriminación, el racismo y una realidad que nuevamente somete a un pueblo alemán -que desde la postguerra no ha dejado de buscar su identidad apostando siempre a la tolerancia y respeto por el prójimo-, a repensar y reelaborar su relación con un nuevo escenario social.

Si bien goza de un guion simple e inocente que no profundiza demasiado sobre el tema, sabe equilibrar y dosificar muy bien con humor la disfuncionalidad familiar con la crisis migratoria, en un relato divertido y dinámico que no duda en ironizar contra la política migratoria de la canciller Angela Merkel, pero que promueve al mismo tiempo el reconocimiento de la diversidad como enriquecimiento cultural y social.

Quizás sobre el final, Bienvenido a Alemania caiga en algunos clishés que garantizan el “Happy end”, pero el camino hasta lograrlo no defrauda.