Bienvenido a Alemania

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Fue una de las comedias más taquilleras de Alemania y toca un tema serio como la llegada de los refugiados al país, aceptados y rechazados, pero en un tono amable y que no deja de ser políticamente correcto. Creer en los valores de generosidad y raciocinio del país donde los brotes neonazis son mostrados con ridiculez y más que minoritarios. Una conciencia limpia con el protagonismo de una familia con algunos problemitas: el marido un cirujano que maltrata a todo el mundo, en especial a su colega inmigrante, que se aplica botox para vencer sus arrugas. La hija una eterna estudiante que acumula títulos y soledades. El hijo un ejecutivo hiperactivo y estresado. Y un ama de casa lujosa que decide alberge un refugiado, un joven nigeriano que perdió su familia a manos de fanáticos y violentos y que espera ser aceptado como asilado. Un puñado de personajes alocados y el “albergado” que mira desconcertado a amigos enloquecidos y hippies viejos, roles que no entiende especialmente el de “tranquilizador” de conciencias. Comedia livianita que escribió dirigió y protagonizó (es el ejecutivo enloquecido) Simon Verhoeven. Ingenua, con lugares comunes, delirios módicos, enredos que pretenden ser hollywoodenses, pero por sobre todo con un tono inocente y educado como para quedar bien con todo el mundo.