Awka Liwen

Crítica de Carlos Herrera - El rincón del cinéfilo

Osvaldo Bayer, periodista y escritor argentino que ha escrito alrededor de diez guiones cinematográficos de los que seguramente el más recordado es el de “La Patagonia rebelde” (1974), también creó la Fundación Awka Liwen, que propicia el traslado del monumento en homenaje al Gral. Roca y su emplazamiento en el mismo lugar de otro en conmemorativo de la madre indígena y la madre inmigrante.

Bayer junto al cineasta argentino Mariano Aiello y a la realizadora alemana Kristina Hille, directores de la productora Macanudo Films, efectuaron un trabajo de investigación que les insumió tres años para escribir el guión del documental que se comenta y al que titularon con el mismo nombre de la Fundación con los vocablos mapuches “Awa Liwen”, que significan “rebelde amanecer”, y que fuera rodado en Chubut, Salta, Buenos Aires, Río Negro y también en Alemania.

Dentro de una estructura didáctica y en la que puede apreciarse una solemnidad pasada, pedagógicamente, de moda Osvaldo Bayer como narrador, da cuenta sobre el tratamiento que se le ha dado a través de 200 años de historia nacional a los pueblos originarios del territorio argentino.

De esa manera, al comienzo informa al espectador que a pesar de haberse abolido la esclavitud en 1813, cincuenta años después, Campaña al Desierto mediante, los indígenas sobrevivientes a ese genocidio eran regalados; los hombres a los terratenientes de la recién creada Sociedad Rural, que había financiado la campaña del Gral. Roca, para que trabajasen en las cosechas, y las mujeres y niños eran obsequiados a las Damas de Beneficencia (esposas de dichos terratenientes) para trabajar como sirvientas y mandaderos en sus estancias y mansiones.

Pueden verse en pantalla algunas escenas ficcionadas de las matanzas y también fotos de los indígenas esclavizados y hasta una filmación de uno de los fundadores de la Sociedad Rural, José Martínez de Hoz, retozando (de manera cómica) feliz por los campos (2 millones y medio de hectáreas) obtenidos como beneficio de su inversión en la campaña.

Esos fotogramas hacen que el documental comience a reflejar un paralelismo con lo sucedido en años cercanos, cuando los bisnietos de esos terratenientes se negaron a pagar impuestos por el monocultivo de soja.

El narrador también se ocupa de las embestidas de los sucesivos golpes militares financiados por las corporaciones agropecuarias para aplastar los intentos del populismo que propiciaba un reparto más equitativo de la riqueza. Se ven, reforzando la narración, fotos del Gral. Mitre y su comitiva en épocas del Proceso de Organización Nacional y también de los comandantes militares del Proceso de Reorganización Nacional.

En esta realización se ha desplegado tanto el lenguaje didáctico basado en investigaciones científicas que ha quedado poco lugar para lo cinematográfico, aunque dentro de la trama audiovisual tienen su espacio para dar su visión de los temas tratados personajes tales como los historiadores Felipe Pigna y Norberto Galasso, el antropólogo Marcelo Valko y testimonios de una familia indígena que trata de resistir los avances de una empresa multinacional que pretende apoderarse de las 300 hectáreas de campo patagónico en las que viven y en las que siempre vivieron sus ancestros. Además se ven, de manera testimonial, algunos pasajes del legendario informativo cinematográfico Sucesos Argentinos.

Las narraciones, tanto la de Bayer como las de los profesionales que participan, no dejan lugar a que el espectador forme opinión sino para que elabore las conclusiones a las que los guionistas e investigadores han llegado.