Aviones 2: Equipo de rescate

Crítica de Melody San Luis - Fancinema

Una caída sin rescate

Mucho se ha escuchado sobre las comparaciones entre la primera película de Aviones y la segunda parte, muchos han dicho que la última es mejor. A mi parecer, lo que las diferencia son las pretensiones. Ambas son flojas. Tienen momentos buenos pero son los menos. Sin embargo Aviones 2: equipo de rescate ya no busca, como sí la primera, ponerse a la par de Cars. Ni siquiera tiene pretensiones de película, bien podría ser un capítulo de dibujos animados que pasan por la televisión, no sólo por la duración sino también por la propuesta que presenta.
Nuevamente el protagonista de este film es Dusty, un personaje bastante engreído pero que, por suerte, va cambiando su carácter a medida que atraviesa diversas situaciones. En esta secuela, Dusty, que en la primera entrega de Aviones pasó de ser un fumigador a un competidor de carreras, por un problema con una de sus piezas y tras un incidente en su pueblo provocado por él, decide estudiar para ser bombero. Este cambio de rumbo, plantea algo interesante en el protagonista que es un cambio de actitud hacia la vida a partir de la experiencia.
Dentro de las propuestas atractivas que nos plantea esta película podemos encontrar algunos pasajes que resultan bastantes metafóricos, como la vinculación del ambiente con los padecimientos del protagonista. Vemos, por ejemplo, caer un tanque de agua con una estampa que dice Dusty justo después que el protagonista se entera que por tener averiada una de sus piezas no podrá competir más en las carreras, lo que le provoca, como al tanque, una caída inevitable. También, es interesante, cómo dentro de la película se los presenta a los personajes viendo una serie. Se reflexiona así sobre el lenguaje visual, apareciendo marcados algunos clichés de las series, como las tomas para la presentación de personajes. Además, puede resultar atrayente la idea de la superación personal, no como una idealización del personaje, sino como proceso de aciertos y errores. No por esto se torna un planteo moralizante y aleccionador, sino que muestra a un personaje más humanizado, con problemas como cualquiera.
Aún habiendo marcado ciertos elementos que podrían dar lugar a un buen film, hay una notoria falta de continuidad. La película no logra sostener los buenos momentos ni hacer de ellos un todo. Por otro lado, no da lugar al juego, ni propone potenciales interpretaciones, lo que hace que sea una película fácilmente olvidable y que no invite a ser revisitada, porque sólo tiene un camino para ser recorrida.