Ataúd Blanco: El Juego Diabólico

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

La trampa de cambiar el destino

El género del terror va ganando cada vez más espacio en en el cine argentino. Y Daniel de la Vega es uno de los cineastas que evidenció un mayor crecimiento. Con algunas referencias inevitables a la saga de “El juego del miedo”, el realizador que venía de un buen trabajo con “Necrofobia” vuelve a apostar más al suspenso que al terror y le da resultado. Bajo el subtítulo “El juego diabólico”, De la Vega construye un relato breve e intenso estructurado desde la desesperación de una madre que es capaz de hacer lo imposible para salvar la vida de su hija. Desde ese lugar de empatía natural con el espectador, configura una suerte de road movie en la cual Virginia (Cardinali) enfrentará a una secta perversa que secuestró a su pequeña Rebeca en un pueblo fantasma. Para rescatarla, tendrá que llevar ante el rito demoníaco un ataúd blanco. Pero el tema es que ella no será la única mujer que quiere salvar a un niño, sino tres, y ahí está el guiño a “El juego del miedo”, porque sólo una de ellas podrá vivir para lograrlo. El filme tiene motosierras, cuerpos cortados al medio, cabezas cortadas y sangre, pero en su justa medida y con buenos efectos. El logrado guión plantea hasta qué punto sirve traicionar al destino.