Araña

Crítica de Diego Batlle - Otros Cines

En tiempos del resurgimiento de los grupos de extrema derecha en múltiples partes del mundo y en momentos en que Chile empieza a cuestionar de forma masiva, directa y contundente la herencia de la dictadura pinochetista, Araña se convierte en una película valiosa no solo desde algunos aspectos artísticos sino sobre todo desde lo político, ya que en su pendular entre el presente de la clase alta que ostenta el poder económico (y no solo económico) y el pasado con la historia de los grupos nacionalistas que ayudaron a derrocar al gobierno de Salvador Allende termina poniendo el dedo en la llaga, en esas heridas aún abiertas que la sociedad trasandina no ha querido, sabido o podido sanar por completo.

En los constantes flashbacks setentistas de esta mixtura entre el drama romántico y el thriller político hay un triángulo amoroso (no demasiado sutil y con algo del espíritu y los climas de Tango feroz al que dan vida la española María Valverde, Pedro Fontaine y Gabriel Urzúa) entre integrantes de Patria y Libertad, grupo que cometió múltiples actos de violencia con el objetivo de desestabilizar y finalmente arrasar con la experiencia socialista de la Unidad Popular.

Bastante más interesante es la trama que transcurre en la actualidad con las historias de Inés (Mercedes Morán sacando el máximo provecho del personaje más rico y con más facetas de todo el relato) y de Gerardo (Marcelo Alonso), quienes han llegado a la madurez con muy distintas realidades, pero en ambos casos con los fantasmas de ese pasado ominoso aún acechándolos y torturándolos.

Menos lograda (porque es más subrayada) que Machuca, Araña (cuyo nombre está ligado al símbolo del grupo nacionalista Patria y Libertad) resulta de todas formas una película audaz, inquietante, incómoda y con personajes con los que es casi imposible empatizar. Wood propone escarbar en las zonas más oscuras y aterradoras de la historia chilena y lo hace sin concesiones, sin resquicios ni complacencias emocionales para obligarnos a sumergirnos en ese submundo de violencia, maldad, perversión y manipulación que -lamentablemente- sigue teniendo su correlato en la actualidad.