After - Aqui empieza todo

Crítica de Natalia Trzenko - La Nación

En varios pasajes de After: aquí empieza todo, los protagonistas leen, citan y conversan sobre las novelas Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, y Orgullo y prejuicio, de Jane Austen. Dos clásicos de la literatura que el guion, de manera bastante poco sutil, insinúa que fueron modelos para la historia de amor entre Hardin (Hero Fiennes Tiffin) y Tessa (Josephine Langford). Lo cierto es que la película está más cerca de Crepúsculo que de la perfecta comedia de modales de Austen o la tragedia romántica de Brontë.

Al igual que aquella fantasía de vampiros adolescentes, After adapta una serie de populares libros dedicados a los jóvenes adultos y su origen no es lo único que tienen en común. Los personajes principales parecen versiones igual de intensas, pero menos fantásticas de Edward y Bella. Aquí Hardin, interpretado sin demasiada expresión ni matices por Fiennes Tiffin, es un universitario taciturno, cubierto de tatuajes y con acento británico que se cruza en el camino de Tessa-la muy fotogénica Langford-, una inocente estudiante que tiene toda su vida planificada con precisión. El encuentro resulta en un romance de supuestos opuestos que se atraen a pesar de la oposición de la madre de ella (Selma Blair) y la desconfianza de los amigos de él. Y, sobre todo, de los traumas del pasado y los secretos que esconde el protagonista. Esos que lo llevan a pasar muchas noches mirando al vacío subido al techo de su casa. Solo le faltan los colmillos.