Aquel martes después de Navidad

Crítica de Josefina Sartora - Otros Cines

El cuarto film de Radu Muntean confirma la madurez adquirida después de The Paper Will Be Blue y Boogie. El director trabaja una situación arquetípica, como la ruptura de un matrimonio, con una sobriedad y economía admirables. En una sola visión no pude contar los planos, pero calculo que todo el film no tiene más de 15 ó 17, todos exquisitos y precisos. Los actores Mimi Branescu y Mirela Oprisor son marido y mujer en la vida real: ella se destaca en la escena de la ruptura, íntima, sensible, filmada en un solo plano de unos diez minutos, pasando de la placidez matrimonial a la sorpresa, la rabia, y el dolor.

A diferencia de sus contemporáneos, Muntean ubica sus dos últimos films en ambientes de la clase media-alta rumana que vive en amplios departamentos, con muebles modernos, tienen los mejores autos, viajan por Europa y consumen como seres globalizados, lejos del socialismo, en una vida burguesa que parecía perfecta, pero que claramente no lo es.